CAPITULO XXI


NUEVO HORIZONTE


Los sentimientos son expresados sin control y pueden ser disimulados hasta cierto punto”

Ya conocía el lugar para lo que aquel ser era mi mente, estaba pobremente iluminado, las paredes agrietadas, el lago casi seco y el suelo lleno de hojas, unas hojas de tres puntas, grises, algunas se disolvían al tocar el suelo, otras se partían en el aire y el resto adornaba el suelo formando un alfombrado de hojas muertas, en el centro del lago estaba un montículo de tierra, el que antes flotaba en medio de esta cueva.
El árbol estaba muriendo, no tenía casi hojas y su aspecto era pobre. Di un salto hasta el montículo de tierra y camine hasta el, estaba muy caliente al tacto pero soporte el dolor  y mantuve mi mano, me sentía en deuda con él, entonces una gota cayó desde lo alto y al tocar el suelo se evaporo instantáneamente sin dejar rastro alguno. Tras ella siguieron mas aumentando de número y convirtiéndose en una pequeña llovizna que apareció de la nada y cayó desde lo alto, pude sentir el alivio del árbol ante tan agraciado milagro.
Su dicha no duro mucho, tan pronto como comenzó paro de llover y la temperatura ascendió nuevamente reinando el calor de nuevo, las hojas continuaron cayendo y el árbol muriendo.
Misteriosamente y de la nada la temperatura se normalizo y el montículo comento a dar leves temblores. Pude notar de cambio de las vías en las paredes por su resplandor que era más vivas. Yo aun mantenía mi mano en el árbol cuando el montículo comenzó a elevarse, las hojas dejaron de caer y podía sentir el alivio que reinaba en la atmosfera, era mi propio consuelo.
Al llegar a lo más alto de la cueva resonó en el aire “plash, plash, plash” tres aplausos vacíos, llenos de sarcasmo y con autentica sorpresa en ellos, como un público escéptico  acepta una gran actuación, era una especie de “no soy de los que admite esto pero buen trabajo”. El origen del sonido se hizo visible al finalizar, se quebró el aire y él salió de allí… de la nada.

-          Gran función mí querida Meredith, sabía que serias divertida, por eso te elegí.

Su vista se cruzo conmigo y se me erizo la piel.

-          No como otros que simplemente estorban.
-          ¡No soy un estorbo!
-          Pero debo admitir que disparar a Yumy nueve veces seguidas es un gran logro para un insecto como tú.

Recordé entonces el arma.

-          Esa magnum… ¿Qué era?
-          Nada especial, solo es un arma que cobra algo importante para ti por cada bala que te da
-          La use dieciséis veces no nueve…
-          Yo la use la primera vez y te hice la caridad de llenar el cargador, así que tú pagaste solo nueve balas.
-          ¿Por qué tú no sufriste como yo?
-          Pequeña escoria, de verdad crees que un alma de tan bajo nivel como la tuya se podría comparar conmigo.
-          Si es de tan bajo nivel ¿Por qué no morí?
-          Ja… ¿por qué crees que estas aquí? Casi te mata, solo la suerte te salvo, un disparo mas y no lo cuentas, un humano promedio muere al segundo disparo.
-          ¿Cómo resistí a nueve entonces?
-          Tú eres basura, no humano.
-          Eso no explica…
-          Ni lo hará. No tengo razones para perder mi tiempo explicando cosas que no me importan y menos a ti, en lugar de estar preguntando estupideces vuelve allá y ayuda a Menrid a cumplir su misión que ella si sabe como entretenerme y por cierto… ¡No vuelvas a dejar caer a Yumy o no tendrás tanta suerte la próxima!

Una brisa agito las nuevas hojas del árbol y el sonido del viento pasar a través de sus ramas se fusiono con el vuelo de unas aves a lo lejos.
Un frio en mi mano, como si el árbol se hubiera congelado de repente y fui consciente de que tenía mis ojos cerrados.
La corteza del árbol se había transformado en tierra que ahora tomaba con el puño, al abrir los ojos estaba en el oscuro bosque tirado en el suelo, un fuerte dolor de cabeza me atacaba, intente sentarme causando un incremento en el nivel de dolor haciéndome tumbar de un lado.
Las hojas crujieron al intentar levantarme por segunda vez, ahora con más cuidado, enfoque la vista en mí alrededor con algo de dificultad por lo aturdido y además por la oscuridad que ya dominada el ambiente.
Menrid me estaba dando la espalda, no sé si aun estaba molesta, estaba tensa, mi primera reacción fue en enfocarme en algo mas pero en medio del suelo y tan oscuro ¿en que podría centrar mi atención?
La respuesta se mostro reluciente a la luz de la luna. Lo que recordaba era su peso en mí en mi mano, nada más que eso, todo lo  que vi era extraño y nuevo, llamativo.
Su textura cromada reflejaba los cielos junto con la pálida luna en su solitaria belleza, mi mente perdió por completo el hilo de pensamiento dejando un lapso de tiempo en el cual no fui consciente de su paso, mi mano lentamente se movió en su dirección automáticamente  y a pocos centímetros de distancia el arma se levanto del suelo sostenida por una mano femenina, con la vista seguí la extensión del brazo hasta dar con el rostro de Menrid la cual estaba horrorizada.

-          ¿Qué clase de arma es esta?
-          Es una mangun, calibre 0.44.
-          No entiendo ¿de dónde la sacaste?
-          Me la dio el encargado de la cabaña.

Las preguntas se me hacían tipo interrogatorio pero aun así respondí sin vacilar, no tenía razones para ocultar nada y menos para sentirme intimidado, lo más seguro es que sea pura curiosidad.

-          Es un arma muy rara y poderosa.
-          ¿Por qué dices eso?
-          Ciento como drena mi energía, y no trata de controlarse, jala con mucha fuerza, ¿cómo se usa?
-          ¿Quieres que te enseñe como se usa un arma de fuego?
-          No, solo quiero saber cómo funciona.
-          Ah, pues lanza un proyectil muy rápido que perfora el objetivo, es tan rápido que no se puede esquivar.
-          ¿Como una ballesta?
-          Sí, pero mucho más rápido.
-          Muéstrame.

Me dio el arma y al instante sentí como mi brazo se adormecía mientras bajaba la temperatura, quería soltarla “solo atrévete”, la voz en mi cabeza resonó tan sutilmente que lentamente coloque el arma entre el pantalón y mi cintura.

-          Esta arma absorbe mi vida no puedo mostrarte.
-          Que decepción, no era de extrañar viniendo de ti...

Al terminar la frase se levanto desde la tierra una sombra como los lobos pero en lugar de los arboles subió por los pies de Menrid, cubriéndola tan rápido que no me dio chance de mover ni un musculo, la oscuridad desgarro su cuerpo parte por parte, comenzó por las piernas desapareciéndola, lo que me sorprendió fue que en los ojos de Menrid no se mostro ninguna emoción, fue como si se congelara viendo directamente a  mi alma mientras era tragada por la sombra completamente, luego desapareció, fue tragada por la oscuridad.
Un frio que se extendía  desde mi pecho hasta las extremidades, causando una sensación desagradable, la sorpresa y el desasosiego con la situación me inculcaban una sensación de pánico tan grande que no  alcanzaba a reaccionar ante la situación, todo a mi alrededor perdió su sustancia, su color, su importancia, ya no veía nada ante tal sorpresa, no sé qué hacer. “Tranquilo humano, no pierdas la cordura, tienes que  recuperarla, no la dejes perder o rodara tu cabeza” ¿Pero como la recuperare? “Yo te guiare, se dé quien es obra eso y más te vale hacerle pagar, nadie se mete con mis cosas”.
No sé cómo pero ahora sabia  donde ir, el miedo seguía allí aferrándose a mis dudas con todas sus fuerzas, evitando que avanzara, el deseo de salvar a alguien no cumplía los requisitos para ganarle, no sabía que fue de ella y aunque algo dentro de mi decía en qué dirección ir, yo comencé a ir en la dirección equivocada “¿Piensas que te dejare abandonar como siempre lo haces? No vas a huir de lo que esta ante ti, te estoy diciendo qué camino tomar, mi guía no será despreciada por un ser como tú, se un hombre y voltéate, no me  importa cuánto has corrido hasta el día de hoy, aun no sufres lo suficiente”, la voz de mi cabeza callo para luego detenerme en seco.
Mis pies no respondían, es como si fuera olvidado como caminar, al intentar dar un paso me fui de boca contra el suelo, caí de rodillas fuertemente, con un pequeño esfuerzo me levante nuevamente e intente alejarme del lugar donde sabia que debía ir, me caí de nuevo pero esta vez los brazos no me protegieron, a último momento tampoco respondieron, intente levantarme y lo hice sin problemas pero al avanzar termine en el suelo sin poder moverme.
Diez segundos dure tumbado en el suelo boca abajo sin lograr darle una simple orden a mi cuerpo es como si le fueran quitado las baterías a un robot, luego se movió un dedo, acto seguido me pare de un brinco y me quede quieto donde estaba, observando, esperando pero nada paso... resolví por volver a intentar andar, levante el pie y con mucho cuidado di un paso, al ponerlo en el suelo una descarga eléctrica me paraliza por completo, sentía la punta de mis dedos hincharse a punto de explotar, mi mandíbula se tenso y evito que emitiera un grito de dolor. “Prefiero que mueras aquí antes de que ensucies el nombre de Hotby huyendo, se valiente y camina por donde debes, mas no te obligare a hacerlo, solo te matare si no lo haces”.
Mi mente me decía que caminara hacia el castillo, yo intentaba ir en la dirección contraria… estando en el suelo sintiendo un el ardor en mis manos y el dolor en mis rodillas, pensé que sería mejor morir antes que seguir  e inmediatamente me retracte por completo de haberlo pensado, es verdad que he sufrido mucho, pero aun no es suficiente para expiar mis pecados o si quiera corregir mis errores.
Me levante respirando hondo, tomando mucho aire y botándolo lentamente mientras me giraba en dirección al castillo y temeroso di un paso en su dirección, no paso nada y decidí dar un segundo paso lleno de dudas, todo seguía normal y yo de pie, cerré mis ojos y con una nueva bocanada de aire tomen el camino al castillo.


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