HORIZONTE
Sus
ojos reflejaban los de un verdadero guerrero, un asesino a sangre fría, no
movía ni un musculo mientras lo mire, era la misma persona pero al mismo tiempo
era completamente distinto, empuñaba esa arma con tal seguridad, era tan
poderosa que mato al lobo de un intento y él la usa con una sola mano no puedo
dejar de pensar que es fantástico, ya no aguantaba más y hasta este momento lo
que había logrado era casi duplicar su número.
El
alivio recorrió mis mejillas y enseguida le di la espalda, no dejaría que viera
simpatía de mi hacia él, pero si trabajamos juntos saldremos de esta mas
rápido, creo que su arma trabaja a larga distancia como los arcos, en ese caso
los objetivos en el aire son más fáciles que los del suelo, además en el aire
no pueden esquivar, no importa que tan veloces se hagan.
Elegí
uno por cercanía y lo impulse al aire, en medio de la caída el trueno volvió a
sonar y el lobo se deshizo tal y como lo había hecho la mujer que los
controlaba.
Al
desaparecer ella estos perdieron el control y fueron dominados por la oscuridad
de sus corazones.
En
un principio no me preocupe, incluso me alegre ya que podría usar a Saya, desde
el instante en que le dije mi nombre pude sentir nueva energía recorrer mi
cuerpo y además sentía el aura del ambiente, una muestra de que poseía
nuevamente la capacidad de manejar el aurum y moría de ganas de probarlo.
Junte
mis manos y enseguida la energía se concentro en ellas, las separe cerrando los
puños y un destello recorrió todo mi cuerpo, también sentí el acero de mi
cadena y el peso de mi escudo, pero había algo extraño, me sentía distinta, en
mi mente algo daba vueltas mas no sabía que era.
Los
lobos se me abalanzaron todos juntos, supongo que me culparan por la muerte de
su supuesta madre pero por mi está bien, no pudieron conmigo antes menos ahora
que cuento con este poder nuevamente.
Disfrutaba
tanto de la batalla que el resto del mundo no me importaba, lanzaba lobos por
aquí y lobos por allá, todo era perfecto hasta que él se cruzo en mi momento,
de rodillas con la boca abierta viéndome, me parece que le quite un lobo de
encima, se veía tan débil, tan bobo…
-
Si vas a
estorbar apártate – le dije molesta.
Rápidamente
agarre otro lobo y el desapareció de mis pensamientos, volví a ser feliz.
La
felicidad duro poco, ya me parecían demasiados lobos, y cada vez que los hería
o se curaban o se multiplicaban, además cada vez parecían más rápidos.
Esa
fue la segunda vez que escuche un trueno sin saber de dónde venía.
No
sé si alegrarme ahora que sé que él es el culpable de salvarme dos veces la
vida, sentir tristeza por aceptar su ayuda como un equipo o alivio porque no es
un inútil, pero por los momentos seguiré aceptando su ayuda de todas formas ya
llevamos diez en tan poco tiempo.
Era
increíble como ningún lobo llegaba al suelo, pero otra vez él se encarga de
destruir mis bellos pensamientos porque
justo en ese momento se escucho las cuatro patas moviendo las hojas pero yo
tengo el penúltimo en la cadena y lo elevo.
Escucho
una ráfaga de truenos uno tras otro mientras me las arreglo con el último el
cual decido lanzarlo en otra dirección para ayudar al humano con el lobo que se
le escapo, mientras que volteo escucho un último trueno y el lobo final también
desaparece en el aire.
Ya
no había enemigos pero aun así escucho hojas crujir, volteo para ver que era y
veo al humano caer al suelo con su arma, seguro lo hirieron.
La
sangre se me sube a la cabeza recordando las palabras de Isa…
Corro
a su lado y veo su brazo negro y reseco con líneas naranjas cubriéndolo, eran
como grietas que se extendían por todos lados, enseguida tomo el arma que dejo
caer y me arde la mano, no podía creer a que temperatura debió estar para
quemarme y no solo eso, mi mano se durmió, esa arma consume la energía de un
modo espantoso.
-
¿Eres un
completo idiota como vas a usar un arma así, acaso quieres morir? – si tan solo
el efecto le hubiera llegado al corazón moriría – ¡otra vez!
Con
la poca agua que tengo no podría hacer nada, ya notaba algunas líneas en el
cuello y él estaba delirando, poco a poco cerró los ojos y su mano perdió
presión
Me
altere mucho, no podía morir, no justo antes de poder salvar a Elissa.
¿De
verdad sería tan inútil como para no aguantar esto?
¿Dejara
todo y se rendirá como si nada?
¿No
abrirá los ojos de nuevo?
La
impotencia dominaba mi razón con su brazo negro en mis manos, podía sentir mis
ojos aguarse de la rabia que tenía en ese mismo instante arrodillada junto a un
humano que en cuestión de segundos hizo que lo creyera un compañero, algo que
solo había pasado con Elissa y ahora morirá como si nada.
Ya
la primera lágrima rodo por mi mejilla, más rabia aun sentí, me dolía el pecho,
ese sentimiento no podía soportarlo, mis manos apretaron su brazo con tanta
fuerza que creí lastimarlo y lo solté.
Su
mano cayó al suelo desnudo y las mías reposaron en mis rodillas, sentía como se
aferraban a ellas ¿Cómo podía sentir dolor por que muriera tal cosa, como podía
doler tanto?
Una
gota cayó en mi mano y mis ojos por instinto la siguió hasta el suelo gris.
El
suelo se había cristalizado y vuelto de un gris brillante, se extendía de una
forma extraña y el centro de esa forma estaba justo en el punto donde la mano
de él reposaba, me seque los ojos y examine de nuevo el brazo su color había
vuelto en los hombros y ya no tenía las líneas extrañas en el cuello.
Estaba
curándose poco a poco solo con tocar la tierra, Isa me lo dijo pero perdí la
cabeza y el casi muere por mi descuido, si tan solo no lo hubiese soltado ahora
mismo es capaz que ella y yo estuviéramos muertas.
Secándome
las lagrimas me aleje del cuerpo y le di la espalda, levante la vista a la distancia.
Allí
estaba la torre con un cielo semi-estrellado de fondo.
-
Cuando este
allá no cometeré ningún error y salvare a Elissa sin importar que.
Una
bandada de pájaros se elevaron en el horizonte justo en ese momento y una brisa
cálida movió la copa de los arboles.
El crujir de las
hojas a mi espalda me estremeció y permanecí de espalda, muy tensa viendo la
torre…ANTERIOR
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