CAPITULO XIV

UNA PARTIDA Y UN COMIENZO


     Sesenta y nueve tablas unidas en lo alto formando el techo que llevo dos días viendo ya, hoy será la tercera noche, se acabo el plazo para mi estadía aquí, no pensé que estaría todo el tiempo que pague, pero unas cosas se fueron juntando con otras y ahora estoy peor que cuando entre en este lugar, pensé que sería un gasto que podría cubrir después, a final de cuentas solo sería el kit, pero ahora no tengo nada en mi mochila, ni siquiera ropa, no sé que pasaría con ella y tampoco como saldré de este aprieto, no se por donde comenzare cuando hable con el encargado pero lo cierto es que ya se me esta haciendo larga la espera, un manto de estrellas ya cubre el cielo nocturno en el exterior y las nubes viajan sin límites, libres...
     Las siete y cuarto marcaba el pequeño despertador en la mesa de noche junto a la cama cuando sonó la puerta en la distancia, el silencio era tal que pude escucharlo desde la habitación, me levante automáticamente y abriendo la puerta baje las escaleras casi corriendo, al llegar abajo el encargado me paso por un lado en dirección al vestíbulo, entonces, sin esperar a que yo hablara tomo la palabra.

-        Puede que tenga problemas con su equipaje, debería estar más pendiente, al dar una pequeña vuelta por los alrededores de la cabaña encontré su maleta, bueno espero que sea suya.

     Y depositando una maleta igual a la mía en la mesa espero, al pasar unos instantes salí del vacío mental que se creó en mí, completamente desconcertado y desorientado en aquella situación.

  Bueno si no es suya entonces la guardare, será de alguien más, pero usted es el único que ha estado por acá estos días, a parte de la señorita que se encuentra arriba, quizás pertenezca a ella, le preguntare.
-   Espere un momento, me gustaría verificar que usted tenga razón.
-        Me parece que duro mucho pensando, si mi equipaje estuviera perdido y me lo ponen enfrente como esta la situación ahora lo reconocería enseguida ¿esta seguro que podría ser suyo?
-    Es que esa es mi mochila, pero arriba también tengo una igual, ósea otra mochila mía...
-       No estoy entendiendo ¿dice usted que esta es suya pero arriba también la tiene?
-    Precisamente, lo extraño es que la de arriba estaba todo en mal estado, mis ropas rotas y mis cosas desaparecidas...
-        Eso quiere decir que esta no es la suya...
-  Exacto, pero esa es mi mochila... ¿podríamos revisar igualmente?
-        Estoy insistiendo desde un principio en que haga eso ya que no dispongo de mucho tiempo.

                Me acerque y abrí el cierre, para mi suerte todas mis cosas estaban allí, todo como nuevo, estaba sintiendo la euforia subir desde mis manos que sostenían la mochila hasta el pecho sembrando una sonrisa en mi cara, cuando el encargado salió de la habitación.
     Subí las escaleras tras el sin dejar de dar las gracias por encontrar mi mochila aferrándome a ella como el tesoro más grande que un hombre podría tener, dando respuestas rápidas me evadía, al llegar arriba me dijo mientras abría la puerta de la habitación donde se quedo la chica que tenia asuntos que atender y por favor lo disculpara, cerró la puerta con el delante y escuche pasar el seguro por dentro, con una sonrisa di un cuarto de vuelta y entre en mi habitación, busque rápidamente la otra mochila para ver las dos juntas, pero no la encontré por ningún lado, no importa cuantas vueltas le di a la habitación ni a la casa no pude encontrar ni un solo rastro de la mochila que tenia esta mañana.
     Estaba precisamente subiendo las escaleras de regreso al cuarto cuando escuche la puerta abrirse, por ella salió la chica junto al encargado, me dirigió una mirada de desprecio total que no entendí a la cual no le di importancia, seguí hacia mi habitación, ellos entraron por la puerta del fondo, me dio curiosidad y tuve que reprimir un pequeño impulso de averiguar qué había detrás con una rápida mirada.
      Desde el interior de mi cuarto escuche cerrarse la pesada puerta con un simple clic.
       La luz del cuarto parpadeo un instante y luego se sumió en la oscuridad un apagón envolvió el momento, espere que el encargado saliera a revisar que había pasado pero los minutos trascurrieron y nada, salí caminando a siegas y toque la puerta pesada, estaba helada y parecía tan gruesa que mis golpes eran totalmente amortiguados, tal vez sea esa la razón por la que no contesta nadie, al tercer intento deje de tocar, ya me estaba doliendo la mano, no de lo fuerte que tocaba sino del frío de la puerta, era como golpear una pared de hielo con la mano desnuda.
      Estaba tomando el pomo de mi puerta cuando una luz pasó por el final de las escaleras...

-        ¿Hola... hay alguien allí?

     No hay respuesta, me pregunto si el encargado ya esta arreglando las luces, y bajando por las escaleras lo busco para ver si soy de ayuda en algo, me sentía en deuda con el por haber encontrado mi maleta y ser tan amable en traerla hasta aquí. Fue más difícil de lo que pensé, andar por una casa que no conoces a ciegas no es tarea fácil, tropecé con todo mientras caminaba por la casa buscando una señal del encargado cuando un pensamiento invadió mi cabeza tomándome completamente desprevenido que te hace pensar que es el encargado si no escuchaste la puerta abrirse y todo estaba callado, no es posible que saliera de esa habitación sin que escucharas la pesada puerta abrirsecomencé a sentir incomodidad entre tanta oscuridad.
     Mis ojos empezaron a acostumbrarse a la falta de luz y los perfiles de los objetos se hicieron lentamente visibles ante mí, camine en sentido contrario, de vuelta a mi habitación ya no quería ser útil, solo me acostare y pasare esta última noche tranquilo.
     Una melodía en piano comenzó a sonar muy bajo tan bajito que incluso en aquel silencio costaba distinguirla... era suave, triste, pero aun así sientes la necesidad de seguir escuchando, gire mi cabeza tratando de guiarme por el oído encontrar el origen de la música... en mi mente gritaba la razón muy fuerte No has visto ningún piano en esta casa, cuidado.
     No mi importaba, solo quería seguir escuchando, y mientras más caminaba hacia la música esta era más clara y más hermosa, podía sentir calor fluir en mí, como una energía traspasaba mi cuerpo me calentaba, caminaba con la misma seguridad que el día en que encontré aquel estudio, la energía era la misma, la sensación de confort de aquellas notas se sentaba en mi cabeza dejando al pasar rastros de un placer indescriptible.
     Termine frente a la puerta del estudio, por abajo se filtraba una línea de luz, gire la manilla para abrirla sin hacer caso a la temperatura la cual era bastante baja. Al entrar mis ojos se cerraron en reflejo a la luz del interior, la música paro de golpe y una masa luminosa incluso perceptible con los ojos cerrados se acerco hacia mí me traspaso y se alejo, sentí su calor envolviéndome y luego todo volvió a ser oscuridad total, el frío aumento abrumadoramente y la tensión de la habitación cambio instantáneamente, ya no era acogedora, era amenazante, la puerta se cerró con un ruidoso golpe detrás mío, me moví rápidamente sin pensar en que, ni como, salí corriendo abrí la puerta y subí las escaleras hacia el cuarto...
     Cerré la puerta tras mí y me senté respirando forzosamente en la cama, bocanadas grandes de aire entraban y salían de mi pecho de forma dolorosa, escuchaba mi corazón como un concierto de tambores a orilla de playa, tan fuerte que aturdía, sentía mis ojos intentar explotar, la cabeza me daba vueltas y la oscuridad lo cubría todo.
     Un resplandor comenzó a llegar desde afuera, leve pero en tal oscuridad era completamente visible espere con los nervios de punta tras mi puerta cerrada, las sombras en la habitación eran siniestras estaba completamente asustado, la luz se hacía a cada instante más intensa... una luz amarilla, luego aclarándose y ganando intensidad hasta ser un blanco puro, la perilla en la puerta se movió lentamente intentando abrir girando de un lado para otro silenciosamente, la puerta se abrió lentamente hasta donde lo permitió la cadena del pasador que parece que coloque al entrar, la cadena se tenso con fuerza y la intensa luz entraba en la habitación iluminándolo todo.
     No sentía las piernas, mis manos temblaban descontroladamente, mis dedos no me respondían, no podía moverme para nada.
     La cadena perdió la presión, la puerta lentamente fue retrocediendo hasta cerrarse, la luz fue suavizando hasta recuperar el color amarillo luego escuche un golpe en la habitación de al lado vidrios rotos, cosas caer al suelo fuertemente, y la puerta sonar aterradoramente fuerte al cerrarse... lo mismo se repitió tres veces más una por cada habitación, la más violentas de todas fue la de la habitación de al lado, yo estaba sentado al lado de la ventana sudando frío viendo mi aliento salir de mi boca con los ojos muy abiertos y con todos los sentidos en alerta sin saber qué hacer, respirando de la forma más acelerada que podría conocer, todos mis pensamientos eran borrados al instante que querían nacer, mi mente estaba completamente en blanco porque el miedo no me dejaba pensar.
     La pesada puerta se abrió suavemente haciendo el menor ruido posible, la luz amarilla se torno lentamente dorada mientras sonaba lentamente el piano de nuevo pero mucho más claro que antes, con mucha más nitidez y poco a poco mi cuerpo se fue relajando deje de sudar frío y pensé tranquilamente estoy a salvo cerré mis ojos y disfrute unos segundos de las notas que no tomaban descanso  cumplimento perfectamente con el ritmo que debían llevar, ofreciendo a mi cabeza la tranquilidad que perdió pocos instantes atrás..
     Lentamente, mejor dicho al ritmo del piano me levante caminando lentamente a la puerta, mi mano subió ligera como pluma hasta el seguro y retiro la cadena, abrí la puerta y salí al pasillo, la luz inundaba sutilmente todos los espacios del corredor dejando un ambiente celestial dorado, mis ojos no sentían la más mínima molestia ante aquella luz, era apacible, intrigante, envolvente, llamativa... camine dando pasos suaves hacia el origen de la luz, un epicentro blanco que provenía de la habitación de la pesada puerta, la intensa luz no dejaba ver que había más allá del marco y en pocos momentos estaba dando el último paso hacia ella, estaba justo frente a la habitación.
     Di un paso más sin pensar y estuve completamente dentro, la puerta a mi espalda se cerro de golpe, la música paro y yo salí de un trance, estaba en una habitación completamente blanca, sin marcas de ningún tipo, era imposible decir dónde estaba la puerta, se veía inmensa, ilimitada, sin fin...
     Me sentía ligero en aquella extraña habitación, como si estuviera flotando, diría que lo estaba si no fuera porque sentía el suelo en mis pies, y como un punto negro en una hoja blanca apareció frente a mí una figura oscura, el desprecio era total...


****


     Llego la hora, la cerradura suena y yo me levanto para encontrarme con el señor Alfredo y así comenzar el camino hacia Elissa, la recuperare acomode el lugar.
     Al pasar cierra la puerta tras él...

-        ¿Esta todo bien?
-        Si - respondo sin vacilar.
-        Muy bien, entonces partamos...

     Se acerco a la puerta y traspasamos el umbral hacia el pasillo, por las escaleras viene subiendo con cara alegre el humano... como puede estar así dada la situación, lo fulmino con los ojos y él me ignora... no hace falta más, me olvidare de él, solo es otro humano más.
     Suena una pesada puerta abrirse y dirijo la mirada de nuevo hacia el frente, un cuarto completamente blanco estaba allí, inmaculadamente blanco, parecía infinito, una señal rápida del señor y pase al interior, el cerro la puerta tras nosotros la cual se desvaneció al estar cerrada por completo, fundiéndose con el blanco, parecía infinita hasta que una puerta apareció, caminamos hasta ella, y al abrirse nos encontramos en medio de un pequeño bosque...
     Algo no estaba bien, faltaba luz en el ambiente, y una mala sensación recorrió todo mi cuerpo...

-        Ya no estamos en la casa, no se confié y camine con cuidado - comenzó a decir el señor - en primer lugar debemos salir de aquí, luego iremos al castillo al suroeste.
-        ¿Si nos llegamos a separar?
-        No la esperare, ni me esperara, si nos separamos cada quien seguirá su camino, la señorita Elissa debe estar en el castillo, si debemos encontrarnos de nuevo será allí.
-        No hay problema - dije sin dudar - entonces avancemos.

     Caminamos a través del bosque tétrico que nos rodeaba, lleno de altos y frondosos árboles grises, el viento pasaba por mis pies pero no alcanzaba hasta mis rodillas, una corriente baja de aire frio, la primera vez me sorprendió pero luego de acostumbrarme no resultaba incomodo, solo era una corriente de aire más.
     Sentía miradas por todos lados, no estaba asustada pero debo admitir que si estaba preocupada y algo estresada, quiero llegar donde Elissa rápido.
     A pesar de que se le notan los años que tenia, no es fácil seguir el paso del señor Alfredo, es ágil y parece saber qué camino seguir, además se nota que no es primera vez que ha estado aquí, al igual que a Elissa el misterio les brota de la piel y una sensación de curiosidad nace al verle a los ojos, puedes asegurar a ciencia cierta que ocultan algo, sientes que su pasado es más largo que la historia del mundo.

-        ¿Tienes alguna habilidad especial? - pregunto de pronto.
-        ¿Como así?
-        Sé que eres una sirena guerrera y que puedes modificar tu cuerpo con cierta facilidad, pero aparte de eso ¿puedes hacer algo más?
               
     Vi mis manos marcadas por el nombre de mi equipamiento “SAYA”, cerré los ojos un instante pero seguía sin sentir ni la más mínima presencia de aurum, según lo que había aprendido esto podía ser por romper lazos con mi maestro el cual es la fuente de mi poder... ¡estúpido humano!

-        No - dije respondiendo a su pregunta - soy una guerrera normal.
-        Ya veo, entonces tenemos un problema.
-        ¿Y a que se debe eso? - pregunte algo molesta por su tono de voz.
-        Bueno, corrígeme si me equivoco pero estas desarmada...
-        ¿Cómo? - no había caído en cuenta, pero era verdad – cierto pero no seré un estorbo, aun sin arma puedo defenderme.
-        No quise decir que serias un estorbo, ya te lo dije antes, si ese fuera el caso simplemente te dejare atrás – su voz no tembló ni por un segundo, estaba realmente hablando en serio, cosa que me resulta agradable – mi intensión es advertirle que la mayoría de las criaturas de este bosque aparte de ser realmente fuertes, tienen ciertas habilidades que son de cuidado.
-        ¿Como cuáles?
-        No tengo la más mínima idea.
-        ¿Habla en serio?
-        Totalmente, por eso debe estar alerta, sienta libertad de revisar mi bolso y coger algo que crea le sea útil, agarre tolo lo que quiera.
-        Mmm, gracias – dije aun pensando en que podría cargar en ese bolso que me sea útil, no sé nada sobre armas de fuego y cosas así...

     Se detuvo y tiro el bolso al suelo, quito el seguro y este se extendió por el suelo, en primera fila habían armas de fuego variadas, como lo supuse, pero después de ellas habían un juego de dagas hermoso el cual tome sin pensarlo dos veces, también tome un par de “Sais” de color cobrizo brillante, me llamaron mucho la atención.
     El señor Alfredo me veía con un pequeño gesto de sorpresa en su cara.

-        ¿Agarre algo que no debía? - pregunte rápidamente.
-        ¿Como dice? - respondió saliendo de sus pensamientos - No, no se preocupe es solo que de todas esas armas ¿porque esas dos?
-        Bueno la verdad solo las agarre porque me gustaron, pero se adaptan a mi estilo de pelea- agregué rápidamente para no explicar que no conozco nada sobre las otras.
-        Ya, solo por impulso... - dijo mientras recogía nuevamente el bolso - entonces esto te será útil también - y me entrego un par de guantes.

    Al tomarlos me di cuenta que eran muy pesados para guantes normales, y al verlos más cerca encontré el porqué, tenían una malla metálica interna que estaba cubierta por una tela suave por el interior y cuero por fuera, me los puse para acostumbrarme al peso...
     Continuamos por el sendero hasta el final, solo que el bosque seguía.
       Un paso me hizo parar en falso, era el crujido de hojas a mis pies que hasta ahora no habían estado presentes, una alfombra de hojas estaba formada a partir de ese punto en el bosque, todas estaban muertas, la luz ya era tan opaca que parecía una noche oscura en medio de tanta penumbra.
       Las hojas caían lentamente dándole al paisaje el último toque que le hacía falta para estar completo, sin embargo el señor Alfredo no se inmuto ante tal cambio de paisaje y siguió adelante sin ver a los lados... pero su paso era ahora más cuidadoso y lento... vigilaba su alrededor, fue un cambio brusco en su forma de trasladarse, tan fuerte que yo hice lo mismo.
     Avanzando de forma recta pero sin seguir un sendero terminamos separados, en un momento estaba y al siguiente ya no...  Vi hacia la copa de los árboles y podía divisar una torre a lo lejos, por lo menos tengo hacia dónde ir, así que seguí caminando derecho.
     El sonido de unas ramas me llamo la atención pues superaba en creces todos los demás sonidos que habían en ese bosque ya que solo escuchaba el viento, mi vista volteo hacia el origen de aquel sonido encontrando para mi sorpresa un cuerpo ahorcado por ramas y guindando de una rama mecido suavemente por el viento, lo vi por un instante hasta que una de las mangas del vestido blanco que aquella mujer de pelo negro y largo llevaba se movió, pensé que era el viento haciendo de las suyas hasta que me di cuenta que no había viento alguno...
     Una fracción de segundo había visto el brazo moverse y a la siguiente estaba cortando las ramas que sostenían por el cuello el cuerpo suspendido en el aire.

-        Mis hijos... - una voz carrasposa salió entre los cabellos que ocultaban su rostro - ¿salvarías a mis hijos?
-        Tranquila - dije tratando de no sorprenderme y mantener la calma - dime ¿como llegaste allí arriba?
-        Mis hijos... ¿salvaras a mis hijos? - repitió.
-        ¿Donde están tus hijos? - pregunte buscando que respondiera algo distinto
-        Sálvalos...

    Trate de quitarle el pelo de la cara para descubrir su rostro y al momento desapareció en el aire, me levante en el acto buscando por los lados, estaba a orillas del árbol de donde la baje.

-        Tu eres igual a todos - su voz estaba llena de furia.
-        No lo soy - mi instinto hablo en lugar de mi razón.
-        ¡Tú eres igual a todos!
-        No lo soy, ¡yo solo quiero ayudarte!
-        ¿Ayudaras a mis pequeños?
-        Sí, solo dime donde están.
-        ¿No les harás daño? ¿Los salvaras?
-        Sí, déjame ayudarlos...

     Aun con su cabello sobre el rostro se deslizo hacia atrás sin voltearse, alejándose de mí, mis pies comenzaron a moverse hasta seguirle el paso en la dirección contraria a la que llevaba al castillo...

-        ¿Están muy lejos tus hijos?

     No recibí respuesta solo seguia retrocediendo esquivando los arboles sin voltear a verlos, la seguí hasta que no pude verla más.
     Escuche múltiples pasos, por todos lados... pasos cortos, sigilosos, ligeros. Solo eran perceptibles por el manto de hojas muertas que me permitían saber por dónde llegaban, venían de cuatro direcciones distintas.
      Lo primero que vi era un lobo acercándose con los dientes afuera, el pelo crispado y con el instinto asesino brotándole de los ojos, se abalanzo sobre mi dando un salto a la izquierda y luego otro a la derecha, mi mano se movió hacia la daga en mi espalda y con un movimiento simple termino en el pecho de mi atacante, dos más aparecieron con las mismas características, luego dos más desde otras direcciones, una manada de lobos cazando y yo era su presa.
       No estaba en problemas, una emboscada de lobos no me detendría, si esto podía mas que yo, entonces no estaba tan preparada como creía, pero el suelo opinaba lo contrario pues habían cinco lobos tirados en el, agonizando.
       Un grito opaco los débiles gemidos de los animales.

-        ¡Eres igual que todos, has herido a mis pequeños! - se escucho de todos lados.
-        ¿Estos son tus pequeños? - respondí sin un lugar a donde dirigirme.
-        Eres igual que todos... - se escucho entre sosoyos.
-        ¿De qué se supone que los salvaría? - pregunte sonando mas irónica de lo que esperaba  - ¿me querías para su cena?
-        Igual que todos... - su voz de nuevo con una rabia que inundaba el ambiente

     Los lobos se levantaron cojeando a duras penas y se alejaron unos pasos, pero repentinamente su instinto asesino volvió a arder en ellos...

-        Si quieres que sea la cena para tus pequeños, pues tengo mejores cosas que hacer - como salvar a Elissa por ejemplo.

     La embestida fue brutal en un cinco contra uno, liberarme no estuvo tan fácil esta vez pero el resultado a la final fue el mismo, cinco animales medio muertos en el suelo...
    Ella apareció donde mismo la había perdido de vista.

-        Te odio... me engañaste
-        ¿Quieres que sea su comida?
-        ¡Dijiste que los salvarías!
-        ¡No dijiste que moriría! - ya estaba empezando a molestarme la situación, me estaba retrasando mucho - ¿así es como le pagas a quien te rescato? ¿entregándolo como comida de lobos salvajes?
-        Son mis bebes... - los sosoyos brotaron de nuevo – y... ¡tu los salvaras como prometiste!

    Su cabeza se levanto poco a poco y los cabellos se hicieron a los lados dejando a la vista un rostro lizo y pálido, con unos labios definidos y una nariz perfilada, por sus mejillas bajaron dos hilos de un líquido negro que surgían del interior de unas cuencas vacías y oscuras.
    Al momento que vi sus ojos o por lo menos donde deberían estar caí de rodillas ante un dolor de cabeza, sentí todas las venas de mi cara expandirse tratando de explotar por la cantidad de sangre que debía estar en ellas, un leve roce bajo por mi cara, algo tibio y líquido, pase mi mano por ese lugar y quedo llena de sangre, brotaba de mis ojos como lagrimas, el dolor aumento por mucho y el leve roce se convirtió en un rio de sangre emanando de ellos.
     Deslizándose suavemente llego hasta mi y su mano salió de la manga del vestido quedando descubierta la piel reseca pegada a los huesos  y las uñas largas, con el dedo índice me levanto por la mejilla hasta que ya no pude tocar el suelo, los lobos se agruparon formando un circulo a nuestro alrededor y una voz que salía mas del pecho que de su boca hablo con cierta seguridad...

-        Serás la razón por la cual ellos sigan existiendo.
-        No voy a morir aquí - pero la verdad no veo forma de salvarme.
-        Morirás por ellos...

     Comencé a sentir un intenso calor mientras que el dolor de cabeza se intensificaba y sentía que explotarían mis ojos en sus orbitas, la sangre ya estaba empapando la camisa que llevaba, y la mujer estaba siendo consumida en llamas, es el calor que sentía en mi carne como propio... sentía el ardor en mi misma.
     Un trueno resonó en la cercanía y la cabeza frente a mi voló en pedazos, caí al suelo de rodillas mientras el cuerpo se incineraba, el dolor y ardor en mi se fueron calmando y los lobos a mi alrededor estaban siendo consumidos por las llamas en un silencio espectral, las cenizas de aquella mujer quedaron formando la anatomía de su cuerpo hasta que el viento la desborono frente a ella y con los lobos el final fue el mismo.
     Trato de levantarme con las rodillas temblando y a duras penas puedo mantenerme en pie.

-        Siéntate y descansa un momento, luego seguimos - la voz que menos quería oír...
-        Que quieres - respondí con mas asco del que podía sentir.
-        Siento lo de antes... estoy aquí por ustedes... - una pausa incomoda que no me convencía del todo - por Elissa y por ti...
-        ¿Por qué estarías aquí por mí? - pregunte irritada.
-        Porque estamos obligados a estar juntos ¿no es así?
-        No lo creo – ya lo creo pero él no necesita saberlo aun...
-        No hace falta que lo ocultes más, ya lo sé - su voz seguía tranquila, pero en cambio yo comenzaba a sentir escalofríos por todo el cuerpo - me necesitas, te necesito... para rescatar a Elissa.
-        No te necesito – mi voz tembló...
-        Juntos tenemos más poder - entonces si lo sabe de verdad - en el castillo hay enemigos que no podemos vencer solos.
-   ¿Que sabes tú del castillo? Ahora si te da por saber que pasa, llegas y sabes todo, me vienes con que debemos estar juntos pero antes me has ignorado y hasta fingido no saber quién soy, y aun así... ¡¿Quieres que confié en ti!?
-        Si...
-        ¡Ja! ¡eres de lo peor...!
-       No estaba fingiendo antes, y no es que sepa todo lo que pasa, decidí creer en la voz de mi interior, que me ha guiado hasta aquí... y además me ha dicho que juntos podremos tener un poder incomparable al que tienes ahora.
-        ¡Pues no te creo ni una sola palabra!
-  ¡Por favor créeme! Debo convencerte de trabajar juntos, conocerte, eres la servidora de Hotby, pero si no se tu nombre no podrás usar ese poder... no podre ayudarte...
-        ¡Ya te he dicho mi nombre antes!
-        ¡No logro recordar nada! ¡Por favor créeme!

     No sé porque...
    No confió en el... no siento aprecio hacia el... le odio... ¡Es un estúpido indeseable!
     No sé porque...
     Aun así...

-        Me llamo Menrid, la servidora de Hotby...


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