LUZ DE VRIDA
No me
tomo mucho llegar a orillas de la inmensa pared, debía encontrar la forma para
entrar y comencé a rodear la muralla dirigiéndome a la derecha con cuidado
buscando como acceder, de pronto sentí la necesidad de separarme de ella, de
alguna forma debía alejarme del castillo en ese mismo instante y sin pensarlo
dos veces lo hice.
Estaba
a punto de internarme en el bosque de nuevo cuando en el suelo vi un cuerpo
tirado, me llegue hasta él y al verlo de
cerca descubrí que era el encargado de la cabaña rápidamente revise que le
había pasado y aunque estaba en un charco de sangre ya seca no tenía ninguna
herida pero tampoco tenía pulso sin embargo reacciono cuando lo toque, poco a
poco le volvió el pulso mientras despertaba.
-
¿Quién
eres?
-
¿No
me reconoce, se encuentra bien?
-
¿Quién
eres?
-
Soy
el viajero ¿se encuentra bien?
-
¿Viajero?
-
Si
soy yo, no importa que no me recuerde, recuéstese... estaba desmayado. Descanse
un poco para que recuerde que paso.
-
¿Desmayado?
La juventud de hoy en día...
-
¿Qué
quiere decir?
-
Nada,
¿Qué haces aquí viajero?
-
Bueno
tengo que ir al castillo...
-
¿Por
qué… Él te lo ordeno verdad?
-
¿Quién?
-
El
Señor Hotby.
-
¿Cómo
sabe usted de él?
-
Muy
bien desde horita estamos juntos vamos a entrar.
-
Pero...
no entiendo.
-
No
te hace falta, sígueme, ¿Aun tienes a Yumy?
-
Si,
aun está conmigo.
-
Dámela,
la guardare, si le pasa algo a la preciada arma de mi Lord...
Recordé
que en un principio él era quien la guardaba así que se la entregue y sin el
más mínimo cambio en su expresión cuando la tomo, la guardo en una caja igual
de plateada y luego la envolvió en un paño que vi cuando se la entrego a él en
un principio. Se levanto y tomo rumbo al castillo pidiéndome que lo siguiera
otra vez.
La luna
brillaba en el cielo plateada y magnifica en su soledad, yo seguí al encargado
por el borde de la pared, el crujir de las hojas dejaba sobreentendido que
estaba apurado. Encontramos una puerta de madera, parecía hecha para el
servicio, al avanzar por ella descubrimos la cocina vacía, la cruzamos en
penumbras rápidamente y sin retrasos, la siguiente habitación daba a un
vestidor.
La
intensión era cruzar sin retrasos y eso hicimos solo que a mitad de camino un
joven se apareció de la nada pero el encargado le giro la cabeza en torno al
cuello sin mediar palabras, apresure el paso para detenerlo pero el ya
terminaba de cruzar la siguiente puerta, era un salón con aproximadamente
quince hombres solo parpadee por un segundo y todos desaparecieron excepto dos
que se abalanzaban sobre el encargado este se impulso y derribo al más cercano
y sin detenerse fue por el segundo, este estaba en plena caída cuando todo se
volvió negro.
****
Termino
derribado con tan solo un golpe, que descuidado resulto pensar que sería de
ayuda, solo terminare esto y volveré a casa con mi pequeña ama, puros
chiquillos es lo que hay aquí, les habría esperado una larga vida si no fueran
cometido el error de capturar a la señorita Elissa...
Una
gran presión se desato en el cuarto, todo repentinamente se quedo quieto,
sentía que no podría moverme aunque lo
intentara. La mirada del viajero se había convertido drásticamente en fría y
calculadora matando de por si esos ojos amables que tenia, ahora reflejaban la
ira de My Lord.
Con la
mano llena de su propia sangre, tomo por el cuello el joven cazador que lo
había golpeado y con una fuerza abrumadora impacto el cráneo contra su rodilla,
al instante el cuerpo dejo de moverse, con un suave caminar llego al siguiente
cazador y deslizando sus dedos dentro de los globos oculares lo tomo como una
bola de billar y lo lanzo contra otro hombre.
Una
suave sonrisa fue creciendo en su rostro mientras se deslizaba hacia una nueva
víctima a la cual torció el cuello cegando su vida de forma instantánea. Su
cuerpo estaba totalmente ensangrentado pero ahora la mayoría de la sangre no
era de él.
Uno a
uno fueron cayendo los pobres cazadores convertidos en presa del depredador,
todos por sus manos. Yo por mi parte sentía que si movía un musculo caería
también, no logro entender porque su rostro sonríe, sentía tanta hostilidad en
el aire, tantas ganas de matar.
Solo se
detuvo cuando no quedo un una sola persona en pie excepto por mi quien estaba
inmóvil, sentía la ausencia de sangre en mi rostro, la lentitud en los latidos
de mi corazón, la baja temperatura de mi cuerpo y sobre todo sentía el peligro,
el miedo, el terror que infundía aquella figura inmóvil y de pie en medio de la
sala.
-
Armero…
Mis
signos vitales regresaron a la normalidad devolviendo el rubor a mi cara y el
ritmo a mi pulso, lo hice lo más rápido que pude para responder sin tardanza pero
My Lord no esperaba respuesta y completo su frase.
-
Sigamos.
Me puse
en marcha hacia la puerta al otro lado de la habitación, la abrí, baje el
tronco en reverencia y conteste.
-
Si
My Lord, por aquí…
Un
largo pasillo y dos habitaciones vacías habíamos cruzado cuando comencé a
sentir la impaciencia como una cruz a los hombros, My Lord se estaba cansando
de caminar sin resultados pero según mis cálculos deberíamos están en la sala
principal luego de la siguiente puerta.
Silencio,
completo silencio en la sala principal con My Lord atrás, la tensión era
inmensa pero al voltear a verlo no pude entender del todo.
En sus
ojos había algo único e indescriptible lo más cercano en palabras seria un
brillo tan oscuro, un negro tan profundo, un calor tan intenso, una ira tan
controlada y aun así su mano se extendió hacia mí con completa serenidad.
Bajando
la cabeza me hinque en una rodilla automáticamente y buscando en el bolso con
habilidad, localice y extraje el arma favorita de My Lord “Yumy”.
****
Negro
otra vez, todo del mismo color, no había descansado de él desde que entre en
esa cabaña.
Es
extraño estar aquí se siente un poco raro pero cómodo, me siento flotar
libremente, omnipotente, nada me detiene.
Sin más
nada que la exaltación aparecieron ataduras en mis pies y manos, una cadena se
tenso desde mi pecho luego bruscamente me jalo hasta que sentí el suelo contra
el cuerpo y aunque fue violento el encuentro hubo ausencia de dolor, me levante
para ser consciente de donde estaba viendo a los lados, explorando pero aunque
no sé cuando paso, el negro a mi alrededor desapareció.
El
lugar era fácil de describir pues era sencillo en realidad, paredes de un
marrón claro, suelo de granito y puertas... seis puertas que formaban un
rectángulo, dos a mi lado derecho, dos a mi lado izquierdo, una delante y otra
atrás.
Un leve
tintineo metálico dirigió mi vista impulsivamente hacia mi pecho culminando en
el suelo, observo la cadena que arrastro mi cuerpo en un principio, intente
tirar de ella pero no cedió ni un poco estaba ligeramente holgada pero no
suelta, jale de ella de nuevo pero esta vez desde el pecho y nada paso.
Calcule
que podía moverme unos treinta centímetros así que de milagro daría medio paso,
por suerte era lo que necesitaba para alcanzar una de las puertas a los lados
del pasillo el cual no debía medir más de un metro veinte, era lo único que
podía hacer así que me estire un poco para alcanzar la cerradura, a duras penas
pude abrirla pero la puerta no opuso resistencia y me fui de boca contra el
suelo...
Un fuerte
golpe en la cara recibí a causa del impacto sin embargo no me explico cómo pude
golpearme si la cadena no lo permitiría, aun así allí estaba tirado en el piso.
Me
levante desorientado por el golpe, incluso creo haber dado media vuelta al caer
porque ante mi estaba las puertas que intentaba dejar atrás, me paso la mano
por la cara intentando recuperarme mientras doy la espalda al escenario pero al
abrir los ojos aun veo las puertas.
Por un
instante dudo de mi y doy media vuelta otra vez y me percato que son dos
habitaciones iguales, intento moverme pero la cadena me quita mucha movilidad,
llego a la puerta del otro lado con la misma dificultad de antes pero con la
experiencia anterior esta vez estaba preparado, si la puerta cedía con la misma
facilidad no volvería a caerme.
Las
cadenas resonaban en el suelo mientras avanzaba a través de aquella habitación,
cruzando puerta tras puerta.
Sin
importar cuantas cruzara, siempre terminaba en otra igual, el pasillo con seis
puertas alrededor y mientras yo caminaba la cadena seguía extendiéndose más y
más.
La
sensación de dar vueltas en círculos recorrió todo mi cuerpo dando así lugar al
estrés de no saber qué hacer, decidí lo más lógico, volver sobre mis pasos
siguiendo la extraña cadena que salía de mi pecho.
Di
media vuelta y la localice en el suelo, con la resolución de lograr algo al
volver donde comenzó todo, darme cuenta de algún detalle pasado por alto o
algún aviso que tuviera escrito “Salida” en un amarillo fluorescente indicando
el camino correcto.
Cruce
la puerta dispuesto a caminar un largo trecho pero mi sorpresa fue inmensa al
ver el final de la cadena en el centro del pasillo justo en la habitación
anterior como si solo hubiera abierto una puerta.
No
reaccione enseguida pero cuando lo hice, fue un reflejo, me fui por la primera
puerta que alcance, dos veces más abrí cerciorándome que de verdad estaba
caminando, vi la cadena moverse conmigo, el sonido de los eslabones
arrastrándose por el suelo me lo comprobaron pero al volver sobre mis pasos
nuevamente estaba en el centro de la habitación anterior, repetí lo mismo
caminando más o menos de forma aleatoria pero el resultado fue el mismo, al
regresar es como si solo hubiera cruzado una puerta, siempre una.
Ya
cansado, estresado y vencido me siento en el suelo y caigo de espalda en el
suelo y con los ojos cerrados respiro hondo, muy hondo... total ya no importa,
no hay nada que hacer, intente todo lo que estaba a mi alcance y no logre nada.
¿Porque
estoy aquí?
¿Que
paso?
Son
preguntas que tampoco puedo responder, no consigo entender la secuencia de
hechos que me trajeron hasta aquí, en mi cabeza me arrepiento una y otra vez de
haber entrado en esa cabaña, todo ha sido un huracán de acontecimientos sin pie
ni cabeza.
Lo
último en esta loca cabeza es el castillo donde iba con el encargado, después
de allí de la nada aparezco acá sin explicaciones lógicas o razones entendibles
¿quien me explicara qué pasa, donde encontrare la salida de esta situación?
No
tenía motivos que me dieran siquiera fuerzas para mantener los ojos cerrados
así que poco a poco y sin ganas de acelerar el ritmo fui alejándome de mi paz
interior y volviendo a la triste realidad del pasillo de las seis puertas.
Un
amarillo fluorescente resaltaba en el techo formando una palabra “SALIDA” estaba
escrito.
Una
puerta en el techo con la palabra “SALIDA” sobre ella y sin darme tiempo a
razonar me deslice hasta la pared donde apuntaban mis pies, sentí como la
habitación rotara, como si perdiera el equilibro por estar ebrio, todo me dio
vueltas cuando me calme termine de pie sobre una puerta que ahora era el suelo,
frente a mi estaba el aviso fluorescente y a mi espalda lo que antes era el
suelo, levante el pie para caminar hacia ella pero al instante sentí un nuevo
movimiento y me fui de frente sin poder poner mi peso sobre los pies.
Termine
suspendido en el aire por la cadena que nuevamente era corta, viendo al suelo
que ahora era el techo, yo era una especie de candelabro algo peculiar.
De
pronto la cadena comenzó a ceder y poco a poco fui bajando de espalda
alejándome del suelo y acercándome a la puerta que tenía el letrero de salida
arriba, escuche la puerta rechinar al abrirse poco a poco y pude ver el umbral
pasarme a un lado.
-
¿Quien
está allí?
Una voz suave de niña pregunto algo agitada, venia de
todos lados así que no pude identificar el origen real.
-
Oh,
eres tu... la nueva adquisición del cascarrabias... ¿te has perdido?
-
¿Quien
eres, donde estas?
-
Eso
no te incumbe, ¿acaso no quieres salir de aquí? Yo puedo ayudarte...
-
Yo...
claro que quiero salir pero ¿que me costara?
-
Ay...
que desconfiado eres... digamos que es suficiente con hacerlo enojar.
-
¿A
quién y quien eres?
-
Que
pesado eres e insistente también, para ti soy la princesa Vrida ama y señora de
este lugar a quien tienes que adorar y amar por sobre todas las cosas.
-
¿Quien?
-
Que
lento... a ver plebeyo... seré para ti la señorita Vrida.
-
Señorita
Vrida...
-
Humano
al fin, que inútil... ¿que estará planeando el cascarrabias contigo? Bueno, es
momento de aguarle la fiesta un rato... espero que lo disfrutes, te estaré
observando.
-
Espera
¿donde estas?
Yo seguía colgado del techo sin poder moverme pues
aunque no me dolía, sentía miedo de caer o romperme algo así que para mí fue
como hablar con el aire, con la nada.
Era una voz omnipotente que venía de todos los
rincones y de ninguno a la vez.
No recibí respuesta a mi pregunta y en lo que me
preparaba para hacerla de nuevo la cadena se rompió... caí al vacio y el miedo
se apodero de mí instantáneamente junto con el golpe en la espalda por la corta
caída.
Quede tendido en lo que ahora era una habitación
oscura...
Ya con tantas veces que he caído en una “habitación
oscura” podría llegar a acostumbrarme y no creo que me cueste mucho si esto
sigue así.
-
Tienes
razón, los humanos son seres tan básicos que pueden acostumbrarse a todo,
incluso a la incertidumbre y la ignorancia.
-
¿Elfo
eres tú?
-
Llámame
Frey.
-
Frey
¿tu nombre es Frey?
-
¿Es
esa tu línea cada vez que conoces un nombre nuevo?
-
No,
es solo que... la última vez no me dijiste tu nombre.
-
Y
ahorita tampoco, solo te estoy dando una opción más agradable que elfo.
-
Mmm
ok, y ¿estamos en el valle? No veo nada.
-
No,
estamos en un espacio en la mente de Hotby donde por alguna razón fuiste
enviado.
-
Y
esa ¿cual es?
-
No
es mi trabajo decirte.
-
Entonces
¿solo viniste a ver?
-
Te
has vuelto un poco mal educado y prepotente desde la última vez que nos vimos.
-
Mmm
lo siento Frey, es que estoy un poco malhumorado...
-
¿Porque
humano?
-
No
entiendo que está pasando con mi vida, días atrás yo solo caminaba sin rumbo,
solo hacia adelante y ya...
-
Y
¿para que?
-
Para
sentirme libre, para vivir aventuras que nadie ha vivido, para ser más cercano
a la naturaleza, para alejarme del caos de la civilización.
-
Huías...
-
Si,
no me importa admitirlo, huyo de las responsabilidades que conllevan mi nombre...
-
Las
responsabilidades hay que cumplirlas, no importa cuánto huyas, ellas te
alcanzaran algún día.
-
Y
seré libre hasta ese día por eso huyo, por eso soy un caminante sin rumbo...
sin un lugar donde llegar, pero si un lugar a donde ir.
-
Es
una pobre ilusión la tuya pobre humano... todo lo que has recorrido “sin rumbo”
solo te ha preparado para que cumplas tu papel en el mundo.
-
El
mundo no me ha dado nada, no tengo por qué darle algo al mundo.
-
El
humano siempre ha sido muy prepotente, dices que el mundo no te ha dado nada,
mas sin embargo eres un maestro de tiro al blanco... ¿cuando llegaste a este
mundo, cuando naciste tenias esa habilidad?
-
No
pero fue gracias a mi esfuerzo, gracias a mi sudor y a mi dedicación que poseo
esa destreza la cual adquirí por obligación y de la cual no me siento
orgulloso.
-
Aun
así, sin la ayuda de un maestro no llegaras a ser maestro, tuviste tutores que
te guiaron, es una ayuda que te dio “el mundo”; debes agradecer esa destreza ya
que hace poco te ayudo a salir de una situación difícil, se agradecido con lo
que tienes y más si te fue de ayuda.
-
Soy
agradecido pero eso no quiere decir que vaya por allí haciendo favores a todo
el mundo.
-
El
egoísmo lo llevas a flor de piel, no es mi problema a quien le hagas favores o
si acaso llegas a hacer alguno, mas sin embargo estoy muy, muy decepcionado
humano...
No respondí y el silencio reino en la sala, las
palabras del elfo, me corrijo... Frey sonó algo triste, pero es que el yo que
él conoció no llevaba el espíritu de un dragón amenazándolo, no se había muerto
en un lago, no había sido emboscado por lobos, no había sido atacado en un
castillo, no había vivido lo que viví en estos últimos días; cuando él me vio
yo aun era feliz, en busca de algo interesante, algo emocionante, algo como...
Que idiota he sido, había estado quejándome cuando la
vida, el universo solo me estaba dando lo que pedía, hasta hace unos días lo
más interesante en mi camino fue sobrevivir dos días sin comida en un bosque, o
vigilar que no me robaran las ardillas mientras dormía, ahora estoy viviendo
una aventura como la que siempre quise y lo que hago es ¿quejarme?
-
Lo
siento.
Dije rompiendo el silencio, pero no hubo respuesta
alguna, aguarde unos segundos pero nada, aun así seguí hablando.
-
Lo
siento, es solo que me ha tomado por sorpresa, todo esto sobrepaso mis
expectativas de una aventura, yo... para mi Frey tu eres un personaje de
videojuegos, no eras más que mitología, para mí un dragón no era real, las
sirenas solo eran princesas del mar en un mundo de fantasía, yo... es verdad
que deseaba algo como esto, es solo que nunca espere recibirlo en serio.
Termine de hablar y el silencio reino otra vez, sin
respuesta tal vez mi disculpa no le pareció suficiente.
-
Estoy
agradecido con todo lo que se, todo lo que he aprendido y lo que aprenderé, no
siento que le deba nada al mundo pero aun así siento el deseo de ser útil, de
ayudar a los demás sin esperar nada a cambio solo la satisfacción de poder
hacerlo, no necesito ir contando los favores que hago solo me gusta ayudar por
eso se lo que se, por eso me esfuerzo al máximo aprendiendo cosas nuevas,
dominando cosas que ya se y perfeccionando lo que ya domine, por favor
escúchame Frey, no me disculpo para agradarte, lo hago porque de verdad estaba
errado y mi disculpas son las muestras de mi deseo por enmendar mi error,
siempre he querido ser el mejor por eso acepto mis errores para avanzar y
sinceramente presento mis disculpas ante ti Frey.
La voz que me contesto no era de Frey, era una voz
dulce y melodiosa, la misma de la niña solo que esta vez no estaba agitada sino
más bien alegre, entretenida.
-
¡¡¡Bravo!!!
magnifico discurso plebeyo, te manda a decir tu querido Frey que caíste y ¡fue
buena! Ya veo que vio en ti el cascarrabias, eres entretenido.
-
¿Esto
fue una farsa?
-
Digamos
que solo quería jugarte una pequeña broma en venganza por lo del pasillo...
-
¿Lo
del pasillo? ¿que pasillo?
-
En
la casa... cuando buscaba al cascarrabias ese, te confundí con él y tu no me
respondiste... me enoje con el por tu culpa y de paso tuve que disculparme, por
eso tu pagaras entreteniéndome...
-
¿Tu
también, con que derecho juegas así con la gente?
-
Soy
Vrida, ama y dueña de este lugar y hago lo que se me da la gana, no me hace
falta ni derechos y mucho menos permiso para hacer lo que quiero, pero ¿de que
te quejas, no aprendiste nada del pequeño discurso que diste?
-
Solo
dije lo que sentía.
-
Entonces con más razón, te estoy dando lo que querías sin
que lo pidas, tu ama es incluso benevolente y no lo sabes apreciar. Tu miedo es más grande que tu sombra, no
vez que eres patético no sé cómo te soportas tu mismo.
-
Ese
no soy yo, no tengo miedo, ¿por qué habría de tenerlo?
-
¿Intentas
ser valiente ante mí? Te he visto desde un principio intentar escapar y
alejarte de todo esto.
-
Eso
fue antes de que entendiera que esto fue lo que pedí, de que esto era en
realidad lo que quería.
-
Oh
vamos quieres hacerme creer que mágicamente dejaras de ser un cobarde, de que
un pequeño cambio en el punto vista te
hará súper audaz y dejaras de ser un ser cobarde.
-
Pues
no pero antes no tenía que ver conmigo por eso dejaba o buscaba la forma de
salir de situaciones que no entendía y sigue siendo así.
-
Pues
entonces seguirás siendo un cobarde pues dudo que entiendas la mitad de lo que
sucede, esto no es un mundo normal, esto siquiera puede llamarse mundo, las
cosas que sabes, que has aprendido, en pocas palabras tu experiencia aquí vale
absolutamente nada.
-
Tú
no tienes el derecho para decir eso.
-
No
me hace falta derecho para decirlo.
-
Pero tú no me conoces.
-
¿Ah sí?
¿A caso crees que es primera vez que te veo?
-
Desde
que estas con Hotby te he observado…
-
¿Desde
que estoy con el dragón?
-
Sí,
me guste o no ese cascarrabias está ligado a mí como la sal al agua del mar.
-
¿Y
eso qué?
-
Bueno
sé todo acerca de ti… al igual que él he estado en tus pensamientos y ya es
suficiente de platica… me cansaste vete…
-
¿A
dónde?
Y sin
más nada que decir el ambiente se convirtió en una pradera nevada, el blanco
inundaba todo a mí alrededor y me
rodeaban los pinos el frio era insoportable…. No era totalmente desagradable
gracias a dios pero aun así era fuerte y en un rato sentiría mis dedos
entumecerse, no tengo guantes ni nada grueso para amortiguar el frio… sin nada
que hacer comence a caminar…
Al cabo
de una hora más o menos ya mi disposición para moverme flaqueaba, como predije
mis dedos ya no los sentía y los músculos de la cara me dolían, no podía dejar
de moverme ya era peligroso, el viento estaba helado y mis dedos comienzan a
tornarse morados, mi movilidad estaba reduciéndose poco a poco, ahora creo que
si llego mi fin, sin saber donde estoy o porque.
Las
piernas me responden muy poco, ya no doy más…
Todo se
termina cuando decido comenzar…
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