CAPITULO XXII


LUZ DE VRIDA


No me tomo mucho llegar a orillas de la inmensa pared, debía encontrar la forma para entrar y comencé a rodear la muralla dirigiéndome a la derecha con cuidado buscando como acceder, de pronto sentí la necesidad de separarme de ella, de alguna forma debía alejarme del castillo en ese mismo instante y sin pensarlo dos veces lo hice.
Estaba a punto de internarme en el bosque de nuevo cuando en el suelo vi un cuerpo tirado,  me llegue hasta él y al verlo de cerca descubrí que era el encargado de la cabaña rápidamente revise que le había pasado y aunque estaba en un charco de sangre ya seca no tenía ninguna herida pero tampoco tenía pulso sin embargo reacciono cuando lo toque, poco a poco le volvió el pulso mientras despertaba.

-        ¿Quién eres?
-        ¿No me reconoce, se encuentra bien?
-        ¿Quién eres?
-        Soy el viajero ¿se encuentra bien?
-        ¿Viajero?
-        Si soy yo, no importa que no me recuerde, recuéstese... estaba desmayado. Descanse un poco para que recuerde que paso.
-        ¿Desmayado? La juventud de hoy en día...
-        ¿Qué quiere decir?
-        Nada, ¿Qué haces aquí viajero?
-        Bueno tengo que ir al castillo...
-        ¿Por qué… Él te lo ordeno verdad?
-        ¿Quién?
-        El Señor Hotby.
-        ¿Cómo sabe usted de él?
-        Muy bien desde horita estamos juntos vamos a entrar.
-        Pero... no entiendo.
-        No te hace falta, sígueme, ¿Aun tienes a Yumy?
-        Si, aun está conmigo.
-        Dámela, la guardare, si le pasa algo a la preciada arma de mi Lord...

Recordé que en un principio él era quien la guardaba así que se la entregue y sin el más mínimo cambio en su expresión cuando la tomo, la guardo en una caja igual de plateada y luego la envolvió en un paño que vi cuando se la entrego a él en un principio. Se levanto y tomo rumbo al castillo pidiéndome que lo siguiera otra vez.
La luna brillaba en el cielo plateada y magnifica en su soledad, yo seguí al encargado por el borde de la pared, el crujir de las hojas dejaba sobreentendido que estaba apurado. Encontramos una puerta de madera, parecía hecha para el servicio, al avanzar por ella descubrimos la cocina vacía, la cruzamos en penumbras rápidamente y sin retrasos, la siguiente habitación daba a un vestidor.
La intensión era cruzar sin retrasos y eso hicimos solo que a mitad de camino un joven se apareció de la nada pero el encargado le giro la cabeza en torno al cuello sin mediar palabras, apresure el paso para detenerlo pero el ya terminaba de cruzar la siguiente puerta, era un salón con aproximadamente quince hombres solo parpadee por un segundo y todos desaparecieron excepto dos que se abalanzaban sobre el encargado este se impulso y derribo al más cercano y sin detenerse fue por el segundo, este estaba en plena caída cuando todo se volvió negro.

****

Termino derribado con tan solo un golpe, que descuidado resulto pensar que sería de ayuda, solo terminare esto y volveré a casa con mi pequeña ama, puros chiquillos es lo que hay aquí, les habría esperado una larga vida si no fueran cometido el error de capturar a la señorita Elissa...
Una gran presión se desato en el cuarto, todo repentinamente se quedo quieto, sentía que  no podría moverme aunque lo intentara. La mirada del viajero se había convertido drásticamente en fría y calculadora matando de por si esos ojos amables que tenia, ahora reflejaban la ira de My Lord.
Con la mano llena de su propia sangre, tomo por el cuello el joven cazador que lo había golpeado y con una fuerza abrumadora impacto el cráneo contra su rodilla, al instante el cuerpo dejo de moverse, con un suave caminar llego al siguiente cazador y deslizando sus dedos dentro de los globos oculares lo tomo como una bola de billar y lo lanzo contra otro hombre.
Una suave sonrisa fue creciendo en su rostro mientras se deslizaba hacia una nueva víctima a la cual torció el cuello cegando su vida de forma instantánea. Su cuerpo estaba totalmente ensangrentado pero ahora la mayoría de la sangre no era de él.
Uno a uno fueron cayendo los pobres cazadores convertidos en presa del depredador, todos por sus manos. Yo por mi parte sentía que si movía un musculo caería también, no logro entender porque su rostro sonríe, sentía tanta hostilidad en el aire, tantas ganas de matar.
Solo se detuvo cuando no quedo un una sola persona en pie excepto por mi quien estaba inmóvil, sentía la ausencia de sangre en mi rostro, la lentitud en los latidos de mi corazón, la baja temperatura de mi cuerpo y sobre todo sentía el peligro, el miedo, el terror que infundía aquella figura inmóvil y de pie en medio de la sala.

-       Armero…

Mis signos vitales regresaron a la normalidad devolviendo el rubor a mi cara y el ritmo a mi pulso, lo hice lo más rápido que pude para responder sin tardanza pero My Lord no esperaba respuesta y completo su frase.

-       Sigamos.

Me puse en marcha hacia la puerta al otro lado de la habitación, la abrí, baje el tronco en reverencia y conteste.

-        Si My Lord, por aquí…

Un largo pasillo y dos habitaciones vacías habíamos cruzado cuando comencé a sentir la impaciencia como una cruz a los hombros, My Lord se estaba cansando de caminar sin resultados pero según mis cálculos deberíamos están en la sala principal luego de la siguiente puerta.
Silencio, completo silencio en la sala principal con My Lord atrás, la tensión era inmensa pero al voltear a verlo no pude entender del todo.
En sus ojos había algo único e indescriptible lo más cercano en palabras seria un brillo tan oscuro, un negro tan profundo, un calor tan intenso, una ira tan controlada y aun así su mano se extendió hacia mí con completa serenidad.
Bajando la cabeza me hinque en una rodilla automáticamente y buscando en el bolso con habilidad, localice y extraje el arma favorita de My Lord “Yumy”.

****

Negro otra vez, todo del mismo color, no había descansado de él desde que entre en esa cabaña.
Es extraño estar aquí se siente un poco raro pero cómodo, me siento flotar libremente, omnipotente, nada me detiene.
Sin más nada que la exaltación aparecieron ataduras en mis pies y manos, una cadena se tenso desde mi pecho luego bruscamente me jalo hasta que sentí el suelo contra el cuerpo y aunque fue violento el encuentro hubo ausencia de dolor, me levante para ser consciente de donde estaba viendo a los lados, explorando pero aunque no sé cuando paso, el negro a mi alrededor desapareció.
El lugar era fácil de describir pues era sencillo en realidad, paredes de un marrón claro, suelo de granito y puertas... seis puertas que formaban un rectángulo, dos a mi lado derecho, dos a mi lado izquierdo, una delante y otra atrás.
Un leve tintineo metálico dirigió mi vista impulsivamente hacia mi pecho culminando en el suelo, observo la cadena que arrastro mi cuerpo en un principio, intente tirar de ella pero no cedió ni un poco estaba ligeramente holgada pero no suelta, jale de ella de nuevo pero esta vez desde el pecho y nada paso.
Calcule que podía moverme unos treinta centímetros así que de milagro daría medio paso, por suerte era lo que necesitaba para alcanzar una de las puertas a los lados del pasillo el cual no debía medir más de un metro veinte, era lo único que podía hacer así que me estire un poco para alcanzar la cerradura, a duras penas pude abrirla pero la puerta no opuso resistencia y me fui de boca contra el suelo...
Un fuerte golpe en la cara recibí a causa del impacto sin embargo no me explico cómo pude golpearme si la cadena no lo permitiría, aun así allí estaba tirado en el piso.
Me levante desorientado por el golpe, incluso creo haber dado media vuelta al caer porque ante mi estaba las puertas que intentaba dejar atrás, me paso la mano por la cara intentando recuperarme mientras doy la espalda al escenario pero al abrir los ojos  aun veo las puertas.
Por un instante dudo de mi y doy media vuelta otra vez y me percato que son dos habitaciones iguales, intento moverme pero la cadena me quita mucha movilidad, llego a la puerta del otro lado con la misma dificultad de antes pero con la experiencia anterior esta vez estaba preparado, si la puerta cedía con la misma facilidad no volvería a caerme.
Las cadenas resonaban en el suelo mientras avanzaba a través de aquella habitación, cruzando puerta tras puerta.
Sin importar cuantas cruzara, siempre terminaba en otra igual, el pasillo con seis puertas alrededor y mientras yo caminaba la cadena seguía extendiéndose más y más.
La sensación de dar vueltas en círculos recorrió todo mi cuerpo dando así lugar al estrés de no saber qué hacer, decidí lo más lógico, volver sobre mis pasos siguiendo la extraña cadena que salía de mi pecho.
Di media vuelta y la localice en el suelo, con la resolución de lograr algo al volver donde comenzó todo, darme cuenta de algún detalle pasado por alto o algún aviso que tuviera escrito “Salida” en un amarillo fluorescente indicando el camino correcto.
Cruce la puerta dispuesto a caminar un largo trecho pero mi sorpresa fue inmensa al ver el final de la cadena en el centro del pasillo justo en la habitación anterior como si solo hubiera abierto una puerta.
No reaccione enseguida pero cuando lo hice, fue un reflejo, me fui por la primera puerta que alcance, dos veces más abrí cerciorándome que de verdad estaba caminando, vi la cadena moverse conmigo, el sonido de los eslabones arrastrándose por el suelo me lo comprobaron pero al volver sobre mis pasos nuevamente estaba en el centro de la habitación anterior, repetí lo mismo caminando más o menos de forma aleatoria pero el resultado fue el mismo, al regresar es como si solo hubiera cruzado una puerta, siempre una.
Ya cansado, estresado y vencido me siento en el suelo y caigo de espalda en el suelo y con los ojos cerrados respiro hondo, muy hondo... total ya no importa, no hay nada que hacer, intente todo lo que estaba a mi alcance y no logre nada.
¿Porque estoy aquí?
¿Que paso?
Son preguntas que tampoco puedo responder, no consigo entender la secuencia de hechos que me trajeron hasta aquí, en mi cabeza me arrepiento una y otra vez de haber entrado en esa cabaña, todo ha sido un huracán de acontecimientos sin pie ni cabeza.
Lo último en esta loca cabeza es el castillo donde iba con el encargado, después de allí de la nada aparezco acá sin explicaciones lógicas o razones entendibles ¿quien me explicara qué pasa, donde encontrare la salida de esta situación?
No tenía motivos que me dieran siquiera fuerzas para mantener los ojos cerrados así que poco a poco y sin ganas de acelerar el ritmo fui alejándome de mi paz interior y volviendo a la triste realidad del pasillo de las seis puertas.
Un amarillo fluorescente resaltaba en el techo formando una palabra “SALIDA” estaba escrito.
Una puerta en el techo con la palabra “SALIDA” sobre ella y sin darme tiempo a razonar me deslice hasta la pared donde apuntaban mis pies, sentí como la habitación rotara, como si perdiera el equilibro por estar ebrio, todo me dio vueltas cuando me calme termine de pie sobre una puerta que ahora era el suelo, frente a mi estaba el aviso fluorescente y a mi espalda lo que antes era el suelo, levante el pie para caminar hacia ella pero al instante sentí un nuevo movimiento y me fui de frente sin poder poner mi peso sobre los pies.
Termine suspendido en el aire por la cadena que nuevamente era corta, viendo al suelo que ahora era el techo, yo era una especie de candelabro algo peculiar.
De pronto la cadena comenzó a ceder y poco a poco fui bajando de espalda alejándome del suelo y acercándome a la puerta que tenía el letrero de salida arriba, escuche la puerta rechinar al abrirse poco a poco y pude ver el umbral pasarme a un lado.

-       ¿Quien está allí?

                Una voz suave de niña pregunto algo agitada, venia de todos lados así que no pude identificar el origen real.

-        Oh, eres tu... la nueva adquisición del cascarrabias... ¿te has perdido?
-        ¿Quien eres, donde estas?
-        Eso no te incumbe, ¿acaso no quieres salir de aquí? Yo puedo ayudarte...
-        Yo... claro que quiero salir pero ¿que me costara?
-        Ay... que desconfiado eres... digamos que es suficiente con hacerlo enojar.
-        ¿A quién y quien eres?
-        Que pesado eres e insistente también, para ti soy la princesa Vrida ama y señora de este lugar a quien tienes que adorar y amar por sobre todas las cosas.
-        ¿Quien?
-        Que lento... a ver plebeyo... seré para ti la señorita Vrida.
-        Señorita Vrida...
-        Humano al fin, que inútil... ¿que estará planeando el cascarrabias contigo? Bueno, es momento de aguarle la fiesta un rato... espero que lo disfrutes, te estaré observando.
-        Espera ¿donde estas?

                Yo seguía colgado del techo sin poder moverme pues aunque no me dolía, sentía miedo de caer o romperme algo así que para mí fue como hablar con el aire, con la nada.
                Era una voz omnipotente que venía de todos los rincones y de ninguno a la vez.
                No recibí respuesta a mi pregunta y en lo que me preparaba para hacerla de nuevo la cadena se rompió... caí al vacio y el miedo se apodero de mí instantáneamente junto con el golpe en la espalda por la corta caída.
                Quede tendido en lo que ahora era una habitación oscura...
                Ya con tantas veces que he caído en una “habitación oscura” podría llegar a acostumbrarme y no creo que me cueste mucho si esto sigue así.

-        Tienes razón, los humanos son seres tan básicos que pueden acostumbrarse a todo, incluso a la incertidumbre y la ignorancia.
-        ¿Elfo eres tú?
-        Llámame Frey.
-        Frey ¿tu nombre es Frey?
-        ¿Es esa tu línea cada vez que conoces un nombre nuevo?
-        No, es solo que... la última vez no me dijiste tu nombre.
-        Y ahorita tampoco, solo te estoy dando una opción más agradable que elfo.
-        Mmm ok, y ¿estamos en el valle? No veo nada.
-        No, estamos en un espacio en la mente de Hotby donde por alguna razón fuiste enviado.
-        Y esa ¿cual es?
-        No es mi trabajo decirte.
-        Entonces ¿solo viniste a ver?
-        Te has vuelto un poco mal educado y prepotente desde la última vez que nos vimos.
-        Mmm lo siento Frey, es que estoy un poco malhumorado...
-        ¿Porque humano?
-        No entiendo que está pasando con mi vida, días atrás yo solo caminaba sin rumbo, solo hacia adelante y ya...
-        Y ¿para que?
-        Para sentirme libre, para vivir aventuras que nadie ha vivido, para ser más cercano a la naturaleza, para alejarme del caos de la civilización.
-        Huías...
-        Si, no me importa admitirlo, huyo de las responsabilidades que conllevan mi nombre...
-        Las responsabilidades hay que cumplirlas, no importa cuánto huyas, ellas te alcanzaran algún día.
-        Y seré libre hasta ese día por eso huyo, por eso soy un caminante sin rumbo... sin un lugar donde llegar, pero si un lugar a donde ir.
-        Es una pobre ilusión la tuya pobre humano... todo lo que has recorrido “sin rumbo” solo te ha preparado para que cumplas tu papel en el mundo.
-        El mundo no me ha dado nada, no tengo por qué darle algo al mundo.
-        El humano siempre ha sido muy prepotente, dices que el mundo no te ha dado nada, mas sin embargo eres un maestro de tiro al blanco... ¿cuando llegaste a este mundo, cuando naciste tenias esa habilidad?
-        No pero fue gracias a mi esfuerzo, gracias a mi sudor y a mi dedicación que poseo esa destreza la cual adquirí por obligación y de la cual no me siento orgulloso.
-        Aun así, sin la ayuda de un maestro no llegaras a ser maestro, tuviste tutores que te guiaron, es una ayuda que te dio “el mundo”; debes agradecer esa destreza ya que hace poco te ayudo a salir de una situación difícil, se agradecido con lo que tienes y más si te fue de ayuda.
-        Soy agradecido pero eso no quiere decir que vaya por allí haciendo favores a todo el mundo.
-        El egoísmo lo llevas a flor de piel, no es mi problema a quien le hagas favores o si acaso llegas a hacer alguno, mas sin embargo estoy muy, muy decepcionado humano...
                No respondí y el silencio reino en la sala, las palabras del elfo, me corrijo... Frey sonó algo triste, pero es que el yo que él conoció no llevaba el espíritu de un dragón amenazándolo, no se había muerto en un lago, no había sido emboscado por lobos, no había sido atacado en un castillo, no había vivido lo que viví en estos últimos días; cuando él me vio yo aun era feliz, en busca de algo interesante, algo emocionante, algo como...
                Que idiota he sido, había estado quejándome cuando la vida, el universo solo me estaba dando lo que pedía, hasta hace unos días lo más interesante en mi camino fue sobrevivir dos días sin comida en un bosque, o vigilar que no me robaran las ardillas mientras dormía, ahora estoy viviendo una aventura como la que siempre quise y lo que hago es ¿quejarme?

-        Lo siento.

                Dije rompiendo el silencio, pero no hubo respuesta alguna, aguarde unos segundos pero nada, aun así seguí hablando.

-        Lo siento, es solo que me ha tomado por sorpresa, todo esto sobrepaso mis expectativas de una aventura, yo... para mi Frey tu eres un personaje de videojuegos, no eras más que mitología, para mí un dragón no era real, las sirenas solo eran princesas del mar en un mundo de fantasía, yo... es verdad que deseaba algo como esto, es solo que nunca espere recibirlo en serio.

                Termine de hablar y el silencio reino otra vez, sin respuesta tal vez mi disculpa no le pareció suficiente.

-        Estoy agradecido con todo lo que se, todo lo que he aprendido y lo que aprenderé, no siento que le deba nada al mundo pero aun así siento el deseo de ser útil, de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio solo la satisfacción de poder hacerlo, no necesito ir contando los favores que hago solo me gusta ayudar por eso se lo que se, por eso me esfuerzo al máximo aprendiendo cosas nuevas, dominando cosas que ya se y perfeccionando lo que ya domine, por favor escúchame Frey, no me disculpo para agradarte, lo hago porque de verdad estaba errado y mi disculpas son las muestras de mi deseo por enmendar mi error, siempre he querido ser el mejor por eso acepto mis errores para avanzar y sinceramente presento mis disculpas ante ti Frey.

                La voz que me contesto no era de Frey, era una voz dulce y melodiosa, la misma de la niña solo que esta vez no estaba agitada sino más bien alegre, entretenida.

-        ¡¡¡Bravo!!! magnifico discurso plebeyo, te manda a decir tu querido Frey que caíste y ¡fue buena! Ya veo que vio en ti el cascarrabias, eres entretenido.
-        ¿Esto fue una farsa?
-        Digamos que solo quería jugarte una pequeña broma en venganza por lo del pasillo...
-        ¿Lo del pasillo? ¿que pasillo?
-        En la casa... cuando buscaba al cascarrabias ese, te confundí con él y tu no me respondiste... me enoje con el por tu culpa y de paso tuve que disculparme, por eso tu pagaras entreteniéndome...
-        ¿Tu también, con que derecho juegas así con la gente?
-        Soy Vrida, ama y dueña de este lugar y hago lo que se me da la gana, no me hace falta ni derechos y mucho menos permiso para hacer lo que quiero, pero ¿de que te quejas, no aprendiste nada del pequeño discurso que diste?
-        Solo dije lo que sentía.
-        Entonces con más razón, te estoy dando lo que querías sin que lo pidas, tu ama es incluso benevolente y no lo sabes apreciar. Tu miedo es más grande que tu sombra, no vez que eres patético no sé cómo te soportas tu mismo.
-        Ese no soy yo, no tengo miedo, ¿por qué habría de tenerlo?
-        ¿Intentas ser valiente ante mí? Te he visto desde un principio intentar escapar y alejarte de todo esto.
-        Eso fue antes de que entendiera que esto fue lo que pedí, de que esto era en realidad lo que quería.
-        Oh vamos quieres hacerme creer que mágicamente dejaras de ser un cobarde, de que un pequeño cambio en el punto  vista te hará súper audaz y dejaras de ser un ser cobarde.
-        Pues no pero antes no tenía que ver conmigo por eso dejaba o buscaba la forma de salir de situaciones que no entendía y sigue siendo así.
-        Pues entonces seguirás siendo un cobarde pues dudo que entiendas la mitad de lo que sucede, esto no es un mundo normal, esto siquiera puede llamarse mundo, las cosas que sabes, que has aprendido, en pocas palabras tu experiencia aquí vale absolutamente nada.
-        Tú no tienes el derecho para decir eso.
-        No me hace falta derecho para decirlo.
-         Pero tú no me conoces.
-        ¿Ah sí? ¿A caso crees que es primera vez que te veo?
-        Desde que estas con Hotby te he observado…
-        ¿Desde que estoy con el dragón?
-        Sí, me guste o no ese cascarrabias está ligado a mí como la sal al agua del mar.
-        ¿Y eso qué?
-        Bueno sé todo acerca de ti… al igual que él he estado en tus pensamientos y ya es suficiente de platica… me cansaste vete…
-        ¿A dónde?

Y sin más nada que decir el ambiente se convirtió en una pradera nevada, el blanco inundaba todo a mí alrededor  y me rodeaban los pinos el frio era insoportable…. No era totalmente desagradable gracias a dios pero aun así era fuerte y en un rato sentiría mis dedos entumecerse, no tengo guantes ni nada grueso para amortiguar el frio… sin nada que hacer comence a caminar…
Al cabo de una hora más o menos ya mi disposición para moverme flaqueaba, como predije mis dedos ya no los sentía y los músculos de la cara me dolían, no podía dejar de moverme ya era peligroso, el viento estaba helado y mis dedos comienzan a tornarse morados, mi movilidad estaba reduciéndose poco a poco, ahora creo que si llego mi fin, sin saber donde estoy o porque.
Las piernas me responden muy poco, ya no doy más…
Todo se termina cuando decido comenzar…


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