CAPITULO XXV

TITULO PERDIDO

Levanto la mirada hacia el horizonte. El sol se pone y  el  tiempo pasa; cada momento me llena de pesar; la soledad es muy fiel compañera; mucho para mi gusto; sin embargo también respeta la compañía y aunque era única, no sentía soledad cuando estaba aquí.
Eran breves los momentos pero parecían inolvidables sin embargo todo algún día se olvida si tan solo se guarda en el baúl de los recuerdos.
Mi capacidad para recordar es incomparablemente mejor que la de cualquier otro ser que conozco, sin embargo también lo es mi ciclo, el cual yo diría que es infinito o por lo menos eso dice ella, aun recuerdo todo lo que he visto y todo lo que he aprendido desde que ella llego.
Pero la verdad... las cosas que se olvidan no avisan, solo se van...

-          ¿Cómo hacen ellos para no olvidar?
-          ellos si olvidan...
-          veo que recuerdan cosas que no han vivido ¿como lo hacen?
-          ¿a qué te refieres?
-          aunque cometen el mismo error una y otra vez, hay ocasiones donde toman otra decisión, recuerdan el error cometido y tratan de evitarlo.
-          no sé a dónde quieres llegar...
-          ¿cómo...? olvídalo... veamos...

Ya había elegido una montaña, la más alta de todas, desde aquí se podía ver todo y a todos.
La montaña se volvió una leyenda a través de los ciclos pues todo en ella se volvía polvo, poco a poco pude controlar que tanto afectaba mi presencia hasta el punto de que un día por lo menos esta montaña sobrevivió. Así pude vivir aquí semiconsciente durante los ciclos sin causar muerte, volver todo polvo y quedar en soledad.
En la cima de la montaña transcurrió mucho tiempo y observe muchas cosas, conocimiento tras conocimiento, un recuerdo tras otro, cosas interesantes, cosas aburridas, simplemente cosas.
lo fui observando todo, guardando todo, cada uno de los momentos, ya valía la pena existir, solo para poder ver todo con ella, sin embargo llego un momento donde sin previo aviso mis recuerdos comenzaron a hacerse confusos.
Por eso esta vez decidí observar el mundo y encontrar como ellos los de abajo hacen para no olvidar, para guardar sus recuerdos valiosos.
Observe por mucho tiempo y decidí usar la forma más simple y practica que vi...

-          ¿Ya has solucionado tus problemas existenciales?
Ella había vuelto luego de causar calamidades fuera de la montaña.

-          ¿Has terminado ya de juguetear? - le pregunte y aunque estaba feliz de que llegara, use un tono de impaciencia.

Me gustaba jugar con mi tono de voz para crear lo que se llamaban sentimientos, era... ¿Cómo decirlo? entretenido.

-          Ya te explique que es necesario aunque solo fue una pequeña cantidad comparado a lo que haces cuando bajas de aquí.
-          yo no bajo de aquí
-          oh si, si lo haces, solo que eso significa el fin de otro ciclo.
-          bajo solo para esperarlos, cuando se que están cerca.
-          ¿por que hablas de eso así? es raro que insistas en eso como existencias.
-          Porque ellos existen, yo lo sé.
-          En todo el tiempo que llevo contigo no he visto nada que te dé la razón.
-          Yo lo sé y eso me basta.
-          Si que eres terco.
-          Algún día lo comprenderás, ellos están allí.
-          Si, si, lo que sea... cuéntame ¿qué hiciste mientras no estaba?
-          Hice esto.

Le respondí al tono sarcástico que uso mientras le mostraba un objeto que llevaba en la mano.

-          Abajo le llaman memoria, lo usan para guardar sus recuerdos fuera de sus mentes ¿no es genial? - agrega emoción a mi pregunta.
-          ¿memoria? eso que llevas allí es tan solo un libro y aunque si se usa para recordar, no es nada del otro mundo...

Era clara su decepción e indiferencia, también había aprendido a escuchar las emociones en las palabras de los demás, aunque solo hablara con ella.

-          ¿Eso piensas? está bien, entonces lo guardare.
-          Espera dije que no era nada del otro mundo porque allá abajo hay millones y millones de esos y de ti esperaba algo más... interesante.
-          Lamento decepcionarte, pero esto es lo que buscaba, algo donde poder vaciar mis pensamientos y recuerdos para usarlos en el futuro.

Entonces toque mi frente, unas imágenes se condensaron en mi mente, era una gota de roció cayendo del ala de una mariposa roja algo singular, el recuerdo termino cuando la mariposa ajito sus alas y despego.
Un hilo de luz floto hasta mi mano, se volvió un espiral y formo una llama plateada, la acerque al objeto que forme y este instantáneamente se envolvió en ellas; unos segundos después, el libro brillo levemente y absorbió las llamas y volvió a su estado normal.

-          ¿Qué es lo que acabas de hacer?

Ella pregunto conmocionada y con una cara divertida.

-          Escribí sobre el despertar de una bella mariposa que vi ayer, es una copia de mi recuerdo y cuando yo la olvide por no usar la memoria, estará disponible para mí en este libro.

Aun podía imprimir cierta tristeza en mi voz, aunque había encontrado lo que necesitaba, a ella parecía no importarle.

-          ¿Me prestas tu libro un momento?
-          Ummmm… claro, pero ¿Qué harás con él?

Pensé en todos los millones de libros que ella había visto en sus paseos por el mundo de abajo y no entendí para que querría el mío si tan solo contenía recuerdos aburridos de lo que veía yo día tras día.
Al dárselo, ella lo abrió…

-          Las hojas están en blanco…
-          ¿No se supone que así son ellos pues?
-          Claro que no – respondió enfadada.
-          ¿Cómo son los libros entonces? ¿qué hice mal?
-          Los libros están llenos de palabras que reflejan lo que escribes, la diferencia de un libro a otro son las palabras ¿Dónde está lo que escribiste?
-          Esta allí, solo tienes que pensar en ello, por ejemplo, piensa en una mariposa roja y podrás leer el recuerdo que acabo de escribir.

Ella me dirigió una mirada seria, cerró los ojos unos segundos y vio las páginas con una cara pasmada.
Mientras leía, su rostro se volvió mas indescifrable para mi, aun tenía que desarrollar más lo de leer las expresiones aunque creo que un poco mas de práctica y lo dominare.
Por fin levanto la cara y sus ojos serios me vieron directamente.

-          ¿De dónde has sacado esto? Pensé que sería un simple libro pero pude vivir tu recuerdo, como si fuera tu, pude leer y vivirlo al mismo tiempo, este libro es invalorable, es increíble… es un malgasto usarlo para guardar cosas inútiles como esa mariposa. Como siempre, desperdicias un gran potencial.

Sonaba ofuscada mientras agitaba el libro en el aire de un lado al otro, con un ágil movimiento lo tome y trate de calmarla aunque no sabía porque estaba tan alterada.

-          Cálmate, lo hice yo y ninguno de mis recuerdos son desperdicio, esa mariposa ya no existe, no volverá a volar, yo la recuerdo y es importante no olvidarla porque esa escena no se repetirá jamás.
-          Aun así, gastas hojas importantes en algo como eso, aunque de verdad esa mariposa no vuelva a volar, aunque esa escena no se repita nunca de nuevo, me estás diciendo que ¿es lo más importante que tienes para ese libro? En ese caso regálamelo, yo tengo infinidades de cosas más importantes que escribir y un libro así es demasiado especial.
-          ¿Quieres mi libro?
-          SIIIIII

Su voz fue un grito exasperado…

-          Sabes que no puedo bajar de aquí pues llega el fin y aunque he visto mucho desde aquí solo he podido escribir unos pocos.

Mientras decía aquello guarde el libro en una estantería con unos pocos cientos de libros ya llenos de mis recuerdos y continúe hablándole.

-          Aunque no comparto tus sentimientos hacia esa bella mariposa, creo que tu vida también vale la pena registrarla.

Su cara se quedo fija en el estante mientras yo seguía moviéndome hacia ella, le toque un hombro para llamar su atención pues parecía tener la mente en otro lado.

-          Hagamos un trato, yo te doy libros para que los uses con la condición de quedarme una copia para mi, pues se que tus libros serán también interesantes ya que tu vives las situaciones que yo solo puedo ver desde la distancia.

Ella seguía en su mundo… la zarandee un poco para que volviera en si…

-          ¿ah? ¿qué? Me repites de nuevo por favor.

Por lo menos ya me escuchara…

-          Me debes regalar una copia de todo lo que escribas en mis libros, solo así te dejare usarlos.
-          Una copia, si entiendo. ¿Todos esos libros son iguales al que me mostraste?
-          No son iguales, cada libro es único, tienen recuerdos distintos e inigualables.
-          ¡Me refiero a la forma en que los hiciste!
-          ¡Ah! Sí, todos los hice de la misma forma, ¿aceptas mi condición para darte uno?
-          ¿Qué? Ah, si… la copia, lo acepto, sí está bien.
-          Muy bien… Toma…

Estire mi mano hacia ella mientras pensaba en un libro nuevo, al tenerlo en mi mano se lo entregue…

-          Eres un…

Se me quedo viendo con una cara en shock dirigida a mi mano.

-          ¿Cómo lo haces?
-          ¿Hacer qué?
-          ¡Los libros!
-          Solo quiero uno y lo hago aparecer y ya.
-          ¿Solo así?
-          Lo acabas de ver ¿Por qué dudas?
-          Bueno, no importa ¿Cómo lo uso?
-          Como lo usas… concéntrate en un recuerdo eso debería ser suficiente para que escribas en el.
-          Ok, probare…

Cerró los ojos arrugas aparecieron en su frente, apretó el libro con sus manos y al final abrió los ojos con emoción pero luego me vio enojada.

-          No sucedió nada.
-          Lo vi, pero hiciste todo bien…
-          ¿No hay otra forma?
-          La verdad puedes hacerlo como tú quieras, nadie le dice a un artista como pintar…
-          Pero esto no es un cuadro, es un libro…
-          Más bien es un cuaderno, que te parece si usas esto, prueba así.

Le estire la mano con un plumín de tinta.

-          Úsalo de la misma forma, concéntrate en el recuerdo y luego úsalo…
-          Está bien

Tomo la pluma, cerró los ojos y enseguida la pluma empezó a brillar levemente.

-          Creo que está funcionando, intenta escribir sin abrir los ojos…

Abrió el libro y con los ojos cerrados comenzó a escribir, sus movimientos eran lentos e irregulares pero en las páginas había letras e ilustraciones bien definidas…
Al terminar abrió sus ojos observo el libro y aunque tenía una sonrisa en su rostro, me hablo con tono acusador.

-          Esto no es lo mismo que tú hiciste, además el resultado es un libro común, tus libros ni siquiera tienen letras.
-          El resultado no es el mismo, pero si tienen gran parecido, usa la pluma hasta que puedas hacerlo sin ella, ve el libro… tampoco están las letras que tu escribiste…

Ella bajo la vista y ojeo el libro en blanco con la boca abierta…

-          ¿Dónde están…?
-          Recuerda que puedes leer
-          ¿Puedo leer?
-          Ahora lee…

Ella volvió a ojear el libro y su sonrisa fue radiante como siempre.

-          Ahora ve y escribe historias para mí…
-          Te traeré grandes historias de los ciclos…
-          Cuando comiences a usar la pluma recuerda que como puedes leer, PUEDES ESCRIBIR.
-          Conque ese es el truco… jajaja

Su risa se desvaneció en el aire mientras volvía al mundo de abajo…

****

Otro final abierto; ya es el sexto libro sin un final.
Estoy realmente exhausto, coloco este libro en su puesto y agarro otro cualquiera.
Había repetido esto las veces anteriores, solo tomaba un libro y empezaba a leer; aunque al comenzar estaban en blanco, al terminar estaban llenos de letras, las que yo había leído, la luna estaba ya arriba en el cielo pero yo no tenía sueño.
Quería saber cómo continuaba la historia, ahora que eran dos los que escribían.
Al recordar ese detalle por mi mente paso la frase final del libro.

PUEDES LEER

Muy parecido al comienzo… puedes leer, ahora puedes escribir, se vuelve cada vez más interesante la historia…
Mi emoción da vueltas en mi cabeza con la frase revoloteando…
Cuando llego al escritorio me acomodo abro el libro y allí esta…

“PUEDES ESCRIBIR”

Me sorprendo un poco, gran comienzo para el final anterior, bajo el libro a mi regazo para tomar una bocanada de aire.
Al pasear mi vista de manera casual por el escritorio, un escalofrió recorre mi cuerpo dejándome la piel de gallina.

Sobre el escritorio hay una plumilla que nunca estuvo allí.

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