Capitulo IX

SAYA

Un pesado silencio me despertó, estaba tirada en el suelo al lado del humano y Elissa ya no estaba, me incorporé y le toma el pulso, era estable, entonces me paré y salí de la tienda, en la entrada estaba la maleta con las cosas dentro y un cambio de ropa arriba, busque con la mirada a Elissa y no estaba, era evidente que ella se había ido...
Me dolió que se fuera sin despedirse siquiera, pero la verdad no me sorprende ya que hizo lo mismo la última vez, aunque ahora es diferente y volteando la mirada caminé de nuevo hacia la tienda para vigilarlo hasta que pudiera despertar.
Justo cuando puse mi mano en la tienda sentí aproximarse una de mis compañeras, una sirena, así que enseguida gire hacia el lago para ver quién era...
Pelo ondeado y plateado, un cuerpo definido con piernas y brazos perfectos capaces de soportar a "Alexander", un rostro angelical que daba miedo, con unos ojos gris azulado que reflejaban seguridad y pasión, no se trataba de cualquier compañera, de hecho no soy digna de llamarme su hermana, es la servidora de Hotby, una guerrera ejemplar que comanda las tropas principales de mi señor y además la más fuerte entre todas las hermanas, con un aurum muy superior a la mía, se trata de Isabela.
He oído que viene acá después de completar una misión, pero siempre viene sola y no entiendo por qué ha venido si estoy aquí, estoy segura que aunque lo intentara no podría ocultarme de ella así que debe ser consciente de mi presencia por eso me acercare y veré que ocurre...

-        Menrid... la nueva servidora del gran Hotby, así te llaman y dicen que me quitaste el trabajo.
-        Hermana Isabela, no es así yo no... – comencé a decir pero ella me interrumpió riendo tiernamente.
-        Tranquila, no me molestan rumores de las demás, pero sí me preocupa quien ocupe mi puesto de servidora y tristemente no he encontrado información que me haga sentir mejor sobre ti.
-        Lo siento – dije penada – no soy un modelo lo sé, pero me esfuerzo al máximo de verdad – repliqué.
-        Bueno, eso viene a cerciorar... – dijo inspeccionándome de arriba abajo con sus ojos de un azul metalizado – ¿dónde está el nuevo portador, aún está grave?
-        El está en esa tienda, no despierta aún pero tiene el pulso estable – dije de inmediato – es un humano – agregue después con voz ligera, muy ligera.
-        Ya lo sé... tráelo, lo enterraremos.
-        ¿Lo que…? – Pregunté repentinamente por impulso.
-        Tráelo, te explicaré en un momento.

Su voz fue dominante aunque no subió de tono, incluso mi cuerpo me pedía moverse rápidamente para complacerla, así que de manera apresurada entre en la tienda por él, le pase mi brazo por debajo y de repente caí en cuenta que era algo grande y pesado, traté de levantarlo pero se me hacía realmente difícil separarlo tan sólo unos centímetros del suelo.
Estaba tratando de levantar el cuerpo haciendo mi mayor esfuerzo cuando de repente todo el peso se fue y vi cómo el cuerpo se elevaba sin ningún problema, cuando me llego a la altura de la cara en cuestión de medio segundo veo a Isabela frente a mí, la sorpresa fue grande pero el susto fue mayor, tanto que me hizo querer gritar de forma automática pero ella me vio fijamente a los ojos y me paralice completamente, ni siquiera un pequeño gemido salió por mi boca, al mismo tiempo que me calmaba su mirada se levantaba y salía de la tienda con el cuerpo en brazos llevándolo con una serenidad y facilidad, hacía creer que él no pensaba nada, en lo que salió la seguí rápidamente hasta un hoyo que había afuera, allí depositó el cuerpo y dejando la cabeza por fuera me hizo señas para que volteara hacia un montón de tierra.

-        El contacto con la tierra acelera el proceso curativo del zafiro y todo lo involucrado con el, por eso cada vez que terminaba una misión venía aquí para curarme más rápido ya que yo era la servidora, me recuperaba de las heridas más graves en cuestión de horas, mientras mayor sea el lazo más efectivo será el zafiro, por eso lo enterrarás – explicó interpretando mi mirada – como es humano dejará la cabeza sin cubrir para que respire, ahora comienza y termina rápido para comenzar con la verdadera razón por la que estoy aquí – añadió.
-        Sí señora – dije obediente y comencé mi labor.
-        Algo importante, cuando hagas esto en el futuro... nunca interrumpa el proceso una vez comenzado porque los poderes del zafiro perderán efecto sobre ti, por eso yo me curaba a orillas del lago, nadie se acerca el lago de la muerte sin permiso... a excepción de ti claro está...
-        ¿Cómo sabe eso? – Pregunté a penada.
-        Tengo acceso total a tu registro, y la verdad son interesante – dijo sonriendo.
-        Gracias... supongo – dije sin saber si estaba halagándome o reprendiéndome.
-        Eso lo decidiremos en lo que termines allí.
-        ¿Qué? – Pregunté algo distraída y fuera de órbita al no entender lo que quiso decir.
-        Si es un halago o una reprenda.
-        Está bien – dije, de repente se me cayó la herramienta que estaba usando – ¿cuándo, como, por qué? ¿Acaso pensé en voz alta?
-        No te distraigas, y no pensaste en voz alta... pero pregunta luego de terminar con la tierra...
-       

Y me centré de nuevo en enterrar el cuerpo inerte del portador del zafiro de Hotby.
Termine lo más rápido que pude pero en mi mente sólo estaba Isabela, ella es mi ídolo y ahora está allí sentada en su “Alexander" el hacha más fuerte del mundo, la cual sólo puede ser levantada por ella, cuando alguien más intentan llevarla toma un peso tan elevado que es imposible moverla, esto lo comprobé por mi misma en una demostración para la clase del instituto y no hice que se moviera ni siquiera medio milímetro, de hecho nadie en la clase logró moverla, sin embargo ella la maneja con una sola mano como si fuera parte de su cuerpo, es una maestra en el manejo de las hacha de doble filo.

-        Ven Menrid – me llamó desde un punto algo alejado de donde estaba, llegue allí corriendo.
-        Ya terminé hermana mayor.
-        Ok, ahora a lo que he venido... – dijo en tono apremiante – ¿sabes de donde proviene Alexander?
-        No hermana, hay muchas historias y todas diferentes, incluso hay versiones muy retorcidas – dije explicando.
-        Si... debería aclarar eso algún día – dijo para sí misma – pero eso no importa, Alexander la hice yo, esa verdadera historia atrás de el.
-        Eso es increíble – dije asombrada de lo que escuchaba.
-        Y tú harás algo así para ti – soltó de repente.
-        ¿Qué? ¿Cómo haré yo algo como Alexander? – Dije sin pensar en mi tono de voz, lo que causó una mirada reprobatoria por parte de Isabela – lo siento – repuse lo más rápido que pude.
-        Está bien, creo que debí explicarme primero, con el poder que adquiriste al convertirte en la servidora del dragón Hotby está la habilidad de crear y en este momento nos centraremos en algo con lo que puedas enfrentar algún peligro que aceche al portador, es tu deber ahora.
-        Entiendo – dije con tristeza por dentro recordando las palabras de mi señor.
-        Ok, comencemos... lo primero que debes hacer es crear una imagen mental del objeto, luego darle propiedades como filo, fuerza, tamaño y luego darle propiedad personal como en mi Alexander es el peso variable según lo decía yo.
-        Entiendo, lo haré ahora – contesté.

Elegir un arma sería fácil, era buena apuntando y las peleas cuerpo a cuerpo no eran lo mío, así que crearía una lanza con tanto filo que corte el aire a su paso y que pueda crecer tanto como yo desee además que sea irrompible y que la punta este envenenada con algo a lo cual sólo yo sea inmune.

-        Lo tengo – informé a Isabela al crear la imagen mental.
-        Ok, ahora tienes que centrarte en el aurum.
-        Oh rayos – interrumpí sin querer y sentí la mirada más amenazadora que jamás había sentido – ¡discúlpame! Es que no manejó el aurum para nada bien – me expliqué.
-        ¡Cierra los ojos! – dijo bruscamente.
-        Sí – obedecí.
-        ¡Junta las manos! – me ordenó.
-        Ya – informé.
-        ¡Ahora sepáralas pensando que tienes la yema de los dedos pegadas, en ningún momento separes las yemas! – Me indicó de nuevo con voz amenazadora.
-        Ok... ya – le dije lo más pronto que pude.
-        ¡Ahora intenta separar tus manos sin dejar de tocarte la yema de los dedos, tensa todos los músculos de ella para hacer las tareas al mismo tiempo! – Ordenó con voz de dictadora.
-        ¿Así? – Pregunté dudosa poniendo tiesas mis manos tratando de juntarlas con los dedos arqueados tocándose sólo las puntas y ésta se repelían de una forma extraña lo cual causaba un temblor en mis manos haciendo que yo apretara mis ojos por temor a hacer mal lo que me decía.
-        Ahora abre los ojos viendo tus manos ¡ya! – Me gritó sorprendiéndome y haciéndome reaccionar en el acto siguiendo las órdenes.

Mis manos estaban rodeadas por un fuego verde metálico, y cuando me di cuenta ya no me temblaban pero la tensión seguía allí, el fuego creció a llama viva.

-        ¿Ves fuego? – Escuche la voz de Isabela.
-        Sí – respondí enseguida.
-        Ese es tu nuevo aurum, ya no debes tener problemas con eso, mientras más fuerte sea tu vínculo con el portador más grande será la llama así que no es una buena idea no decirle en lo que se ha convertido porque te perjudica, ahora vas a separar tus manos y convertirás ese fuego en una bola – dijo de algún punto atrás de mi.

Al tratar de separar mis manos sentía que eran unidas por el fuego y cuando lo logre este se dividió cubriéndolas de forma individual.

-        Cuando se forma la bola toma tu imagen mental y saca el arma de la bola, eso es todo – indicó de repente Isabela.

Se forman dos bolas en mis manos pero se suponía que sería una sola, pensé que la lanza se usa con las dos manos así que proseguí, cerré los ojos y visualice mi arma luego fui cerrando las manos poco a poco, una sensación de emoción me invadió cuando comencé a sentir algo sólido en mis manos.
Abrí los ojos y tenía de nuevo fuego en la mano, pero estaba disperso como una pequeña pared frente a mí y seguía siendo verde, mis manos apretaban algo pero no alcanzaba a distinguir que era entonces un leve estallido frente a mí me hizo subir la vista y vi a Isabela en su máximo resplandor, pose de batalla con Alexander en el aire y la armadura Scarleth recién equipada, supongo que también la creó ella porque es igual de magnífica que Alexander.

-        No pienso disimular por siempre que no me molesta no ser más la servidora del zafiro de Hotby así que ya tienes tu arma estamos en el mismo nivel, prepárate – dijo con unos ojos rojos como la sangre y con una voz llena de ira.

Isabela giró y saltó hacia mí atacando con Alexander y me cubrí con el brazo derecho aun envuelto por el fuego verde, en lo que el hacha chocó contra mí, resonó el golpe entre hierro por la cueva, el fuego de mi mano se extinguió estirándose y expandiéndose por mi brazo como una explosión, dejo a su camino escamas verdes pegadas a mí y no sólo mi mano sino también mi brazo con un escudo circular, sentía la escamas cubrirme todo el cuerpo, excepto brazo izquierdo que aún estaba en llamas.
Ella arremetió en una embestida hacia el pecho, los esquive sin saber cómo, presentí que el siguiente me daría y metí los brazos al frente esta vez se extinguido el fuego del brazo izquierdo, tenía una cadena enrollada en él y mis manos sujetándola, Isabela recargo para dar un golpe aéreo que bloquee con la cadena entonces sentí como se me escapaba el aire por el golpe que recibí en el estómago.
Caí al suelo siendo derrotada con un solo golpe por la hermana que más admiraba, ya no podía más con tanta miseria, todos mis lazos estaban rotos, incluso mis hermanas me han dejado.
Isabela levantó Alexander y conectó un golpe directo en mi contra que ya estaba en el suelo, el hacha estaba realmente pesada, no podía respirar por la presión, ella la levantó y la dejó caer repetidamente contra mí, el límite llegó y yo cerré los ojos.
No sentía dolor pero si presión en todo mi cuerpo... intente moverme y no pude, al abrir los ojos tenía de Isabela sentada sobre Alexander a mi lado, ya no llevaba puesta Scarleth, al bajar la vista vi que estaba llorando, tenía los ojos color miel.

-        Recibes poder de él, así que puedes curarte de la misma forma – su voz tenía mucho dolor.

Yo no podía hablar, y tampoco lo intenté.

-        No te diré que todo está bien, me duele mucho no ser más la servidora de mi señor, ya no puedo pelear, ante habrías muerto el primer golpe, como todos lo hacían, ahora no importa cuánto te golpee y que tan pesado haga ser a Alexander, tu eres la más fuerte de todas las servidoras – yo escuchaba sin poder hacer nada – pero el poder no lo es todo, perdiste la conciencia y con tan sólo quitarle el zafiro a él, tú habrías muerto, y yo también, el dragón es dueño de nuestras vidas y si no tiene portador nosotras moriremos... – levantó la vista hacia lo alto de la cueva – el camino será difícil para ti ahora, tienes nuestras vidas en tus manos, no dejes que el humano muera, hazte cada vez más fuerte para que puedas protegernos a las dos.
-        Algún día serás tú la que tendrá que recuperarse estando aquí abajo enterrada, me haré fuerte para que él no muera y seré incluso mejor que tú, volveré y te ganaré – dije sonriendo.
-        Que así sea – replicó – escuche que el humano anda con Elissa, cuando despierte querrán irse... la salida es hacia arriba, nos vemos... sobrevive y por cierto él ya está bien y tú también, levántate y ayúdalo como es tu deber… cúbrete la espalda... allí no tienes escamas, ven pronto por mí y me encanta el verde...

Eso fue lo último que oí de ella mientras entraba al lago y se iba, no sé cómo pero me sentía completamente bien, me paré con dificultad quitándome la tierra de encima, me sacudí la que me quedo en la ropa y fue cuando me di cuenta que había vuelto a mi forma normal en la tierra, sin escamas, verifique todo mi cuerpo y no tenía nada, pero mis manos si habían cambiado...
Tenía una marca en cada mano, eran letras "SA" en la izquierda y "YA" en la derecha, supe enseguida que era un nombre "SAYA", no era una lanza pero era mía, era SAYA la dragón.
El humano se movió y de repente salí corriendo a su lado, me sorprendí mucho cuando me di cuenta de lo que había hecho... su cara era algo perfilada y el pelo era oscuro no me había fijado en el antes, pensándolo bien creo que evitaba verlo, pero ya no tenía otra salida, mi vida depende de que él viva, sus ojos se abrieron lentamente, unos ojos marrones...

-        ¿Elissa...? – Fue lo primero que dijo.
-        Ella no está, soy Menrid, ¿estás bien?
-        ¿Qué? ¿Dónde está? ¿Está bien? – La desesperación era muy notoria en su cara, de verdad estaba preocupado, algo dentro de mí se relajó pensando que a la final Elissa tenía razón, no podía ser tan malo ¿verdad? – ¿Dónde estoy?
-        Oye, tranquilízate y habla más despacio, no sé dónde está Elissa pero está bien y estas en el mar de los perdido, el lago de los muerto.
-        ¿Qué? – Preguntó parándose de un tiro – ¿qué son todas estas vendas?

Mi paciencia llegó al límite en ese momento.

-        ¡Ya es suficiente! – Le dije agarrándolo por los hombros – ¡estás bien! En la puerta de la tienda hay ropa de hombre, ve y vístete cuando vuelvas respondo lo que quieras – sus ojos mostraban sorpresa y de repente sonrió – ¡ve de una vez!

Dio media vuelta, caminó hacia la tienda y entró en ella, yo me voltee y caminé hacia la orilla del lago… quería sentir su agua por última vez.
Entonces escuché una voz hacia el fondo de la cueva...

-        ¡¡¡Menrid, ya volví!!!

Di media vuelta y estando yo a medio camino de la tienda salió él, cuando llegué a la altura de la tienda ella estaba a unos dos metros de una grieta en la pared del fondo y él estaba parado al lado de la tienda con la cara en blanco...

1 comentario:

  1. SOGC: en este capitulo me dejo fuera de lugar XD interesante batashas?? jajaja batashaaaaaas.. mi pregunta es por que saya?? mmm... mmm.. bueno espero que le des explicacion mas adelante de lo que pasara jajaja muy buen capitulo

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